jueves, 11 de febrero de 2016

¿A qué viene el Papa a México?

Por Ventura Cota y Borbón III
Antes de empezar a expresarme con respecto a la visita del papa Francisco a México, quiero decir que ésta no va con insanas intenciones o incluso con un ápice de sarcasmo. Para aquellos-aquellas que se sientan ofendidos-ofendidas, desde ya, ofrezco la disculpa a priori. Soy tolerante, ateo e hijo de la fregada, precisamente por esa razón, respeto la forma de pensar de cada quien, y por tanto exijo sea respetada también mi opinión, esté o no equivocada. ¿Enterados?

Insisto en la pregunta que encabeza este bodrio: ¿A qué viene el Papa a México? ¿Qué beneficios traerá a la población en general, es decir, a aquella que le importa un cacahuate su visita? ¿Quién paga el dineral que se gastará en tan breve peregrinaje?

De acuerdo a quienes organizan el periplo del “santo” hombre, durante los seis días de estancia en el país, se tienen destinados alrededor de 165 (Millones de pesos) mdp. Pero en cifras extraoficiales, sólo en su visita de 8 horas al estado de Michoacán, hay un presupuesto de 295 mdp; ello sin contar el resto de las cuatro entidades que vienen proyectadas en su odisea (Chihuahua, Michoacán, Estado de México, Chiapas y Distrito Federal).

¿Quién cree usted que costeará el viaje del Papa? Adivinó: el gobierno de cada entidad visitada. O sea, la Iglesia no soltará ni para las tortas, a pesar de que en el papel es su “santa” obligación.

El papa Francisco está haciendo su trabajo y no es culpable de tanto desparpajo económico. Sí es responsable, mas la chamba del Pontífice es esa precisamente: dar “consuelo” al desprotegido...(agregue usted el adjetivo que crea conveniente).

México se ha caracterizado por tener subordinado al pueblo a través de distintos medios y uno muy importante, después de la fuerza del Estado, es el sometimiento religioso.

El Papa en su llegada al país no encontrará sólo peras en dulces, ya hay grupos antagónicos que repudian su entrada y sobre todo, lo ocioso –según su muy particular comentario-, del viaje de marras. Pero en general, la población lo recibirá con entusiasmo, sobre todo el presidente Enrique Peña Nieto, a quien le viene a apaciguar un poco el “rebaño”.

Si Jesucristo viviera, ya le habría cortado los redaños a esos que se presentan como redentores –irredentos--, del mundo, porque no creo que el Papa sea el representante de Dios en la tierra, ni en esencia siquiera.

En fin, hablar sobre estos temas siempre será controversial por la naturaleza de los mismos. Sin embargo, con el derecho que me arrogo como dueño de mi comentario, creo que la visita papal no es necesaria ni para México, ni para ningún otro lugar del mundo. En el caso del país, es dinero que puede emplearse en algo verdaderamente ÚTIL; pero para los gobernantes es mejor invertirlo en nimiedades, y eso representa para ellos un negociazo en muchos sentidos. Es indubitable.

He dicho.