sábado, 5 de diciembre de 2015

Milagro matemático

Por Ventura Cota y Borbón III
En año de 1982 tuve mi primer contacto con la asociación de Alcohólicos Anónimos ya que un familiar muy cercano con graves problemas con la bebida se unió a dicha agrupación. Posteriormente, ya de modo profesional, en 1995, entrevisté a un miembro con motivo del sesenta aniversario de esa institución y desde entonces he conocido historias verdaderamente asombrosas que muchos podrán dudar de su veracidad, sin embargo, documentos las apuntalan.

Entre las personas que amablemente me brindaron datos muy valiosos había quienes tenían unos diez años sin beber y otros que rebasaban los quince y hasta veinte. Realmente los AA's son seres admirables y maravillosos. De uno en especial guardo inolvidables recuerdos porque hicimos muy buena amistad. Aunque ya falleció hace seis años, me reservo su nombre por cuestiones de políticas de la propia agrupación. 

Pues bien, mi amigo que menciono me platicaba una historia que sucedió en Chicago en 1952 con un miembro de AA. Me contó que esa persona tenía tres años sin beber, ello después de llevar una vida desparpajada, sin control y con graves problemas de todo tipo y esos tres años maravillosos los logró dentro de la asociación.

El señor de la historia, empezó a tener problemas aún más graves que los que tenía cuando bebía como la pérdida del empleo, muerte de familiares cercanos, enfermedades, etc. Éste, desesperado por tan inusual situación decidió emborracharse para "olvidar". Como en el pueblo donde vivía tenía un excelente historial como una  persona grata, decidió irse a Chicago a perderse en el alcohol.

Una vez en la Ciudad de los Vientos, buscó una taberna. Por las que pasaba estaban atestadas de gente y él sólo quería ponerse miserable y solitariamente borracho.

Por fin encontró un tugurio en un sótano; entró y se aposentó en la barra. Extendiendo la mano soltó una par de monedas y pidió un  whisky. El cantinero tomó las monedas e iba a servir el trago, mas giró sobre sus pies y le dijo al cliente en voz baja: --"Hace unos meses estuve en una charla de Alcohólicos Anónimos en Milwaukee y le escuché a usted decir las cosas más grandes y maravillosas que había logrado con su sobriedad. Una plática muy hermosa...". 

El miembro de doble A, después de escuchar al cantinero, tomó las monedas y reflexivo se retiró del lugar. No bebió como era su plan, simplemente regresó a su pueblo y siguió siendo el AA que era antes...

Y remataba mi amigo el del relato:
Se estima que en Chicago había en 1952, ocho mil cantinas que empleaban a 25 mil cantineros. El miembro de AA que buscaba emborracharse entró en la única cantina entre ocho mil en la cual trabajaba el único cantinero entre 25 mil que sabía que ése no era su lugar y a eso se le llama MILAGRO MATEMÁTICO, aunque mi amigo decía que era obra de DIOS o una diosidencia... 

Historias como esas se tejen diariamente en doble A, posteriormente les platicaré otra.

Buenos días...