Marina Gómez-Robledo/ El País
Tlaxcala, un Estado situado en el centro de México de
4.000 kilómetros cuadrados, se ha hecho notar en la NASA. Cuatro jóvenes
mexicanos de esta ciudad fueron premiados el pasado viernes por El Centro
Espacial Houston de la NASA. Javier Rivera Monter, de 15 años, ganó la
competencia de robótica; Fátima Paola Vargas, de 16, fue reconocida en
nutrición, y Yanet Josefina Guevara Arena, de 14, obtuvo el premio en
diseño especial de hábitat. Víctor Manuel Vázquez, de 18 años,
consiguió una mención honorífica.
Los menores participaron en la primera cumbre mundial de
jóvenes de la agencia espacial, Mars Trekker Global Teen Summit, donde
debían desarrollar herramientas para las expediciones a Marte previstas en
2030. El encuentro reunió durante cinco días a más de 120 competidores de todo
el mundo de entre 13 y 17 años. Del total, 21 eran mexicanos. El objetivo era
animar a los alumnos a que estudien alguna carrera relacionada con aquello que
sobrepasa a las fronteras de la Tierra. Además de los cuatro mexicanos, dos
estadounidenses y un indio fueron premiados en las áreas de impresión 3D,
entrenamiento para astronauta y mentalidad espacial. Todos se prepararon
durante seis meses a través de un curso en línea.
“En estos cursos el ambiente es muy bueno y las materias,
que en teoría son aburridas, se vuelven divertidas. Organizamos todo tipo de
actividades desde ver la lluvia de estrellas, hasta cohetes de agua”, cuenta
Yanet Guevara. Actualmente existen 34 clubes de astronomía y 20 de robótica a
los que acuden más de 6.500 alumnos, según el profesor Núñez. “Las reglas son
simples: deben mantener su promedio en la escuela, ayudar a otros a reforzar
alguna asignatura; cooperar en su casa como pago a los talleres que son gratis,
y aprender inglés, no traducimos ningún material que utilizamos”, explica el
fundador de estas clases.
Los estudiantes recaudan dinero vendiendo repostería o lo
que se les venga a la cabeza, además, han recibido apoyo económico de algunas
universidades y de los Gobiernos de Tlaxcala y Puebla. Y con estos cursos,
Javier Rivera consiguió destacar en Houston al construir y programar un robot
lego que simulaba salir de la base espacial para llevar a cabo distintas
misiones con precisión. Fátima Vargas por cocinar un platillo rápido, fácil y
saludable para los astronautas, ella elaboró un taco de atún con frijoles y de
guarnición arándanos y almendras. Yanet Guevara por diseñar un hábitat de cómo
vivirían en Marte, utilizó generadores de oxígeno. Y Víctor Vázquez, también
por construir un entorno viable aprovechando los materiales del planeta rojo
como túneles de lava, cráteres, etc.
La NASA y los clubes del profesor Núñez han conseguido su
objetivo: los jóvenes se han interesado por la astronomía y por las matemáticas
como herramienta para desarrollar sus instrumentos. Las aspiraciones de los
premiados lo demuestran. “De grande quiero crear mi propia empresa de software
y diseño para aportar algo a la NASA”, dice Víctor. “A mí me gustaría estudiar
medicina para entender lo que necesita un cuerpo que va a viajar al espacio”,
subraya Fátima. “Quiero ser ingeniera en diseño gráfico para desarrollar el
mejor hábitat para Marte”, afirma Yanet. “Yo ya entré a la carrera de
aeronáutica, a mí sí me gustaría ser astronauta”, confiesa Víctor.
“Al final todos aprendemos. Nosotros, los maestros, nos
capacitamos cada año en asignaturas que antes no teníamos idea, y los alumnos
han conseguido un nivel superior al de su edad, algunos han dado conferencias
en universidades. ¡Imagínate la cara de los universitarios cuando aparecen
jovencitos!”, se ríe orgulloso el profesor Núñez.