martes, 8 de abril de 2014

Cierre IMSS y Afore

Cierre del IMSS
Como cada lunes en que voy a dejar a mi hija a su escuela al ejido Lázaro Cárdenas, tanto de ida como de regreso por lo regular encuentro gente a la vera de la carretera pidiendo un “aventón”, ayer no fue la excepción y en el poblado La Palma, perteneciente al municipio de Empalme, tuve oportunidad de servir a una señora de unos 60 años quien venía acompañada de su hijo e iban a Empalme.

En el camino, pues es obvia la plática y ésta derivó en una enorme queja en contra de la directora del IMSS del poblado antes mencionado, una doctora cuyo nombre nos negaron tanto en la clínica de La Palma, como en la de Empalme.                     

Doña María Elena López Cota, sumamente indignada me comentó que ya no soportan los desplantes estúpidos y protagónicos [sic] de la encargada del nosocomio, quien asegura les niega la atención que esta institución tiene subrogada con particulares. “No nos quiere dar pases para que veamos a los doctores que ellos no tienen, como si ella pagara”, expresó.

Y cuál es la razón por la que la señora directora se comporta de esa manera, cuestioné a la quejosa. Primero, me respondió, porque es protegida del director del IMSS de Empalme, un tal Dr. Díaz Paz, y eso la hace sentir como intocable; y segundo, perdone mi lenguaje, por sus desgraciados calzones zurrados.

“Si sigue en ese plan, ya invité a muchos afectados que somos como doce, a cerrar las puertas del IMSS probablemente este fin de semana, hasta que una autoridad ponga freno a esta arbitrariedad y nos den una respuesta satisfactoria. Si ya una vez cerramos la carretera para que nos pusieran los ´topes´ porque los traileros pasaban como alma que lleva el diablo, esta vez también nos van a oír”, dijo doña María Elena.

La clínica del IMSS del poblado La Palma, perteneciente al municipio de Empalme, brinda atención médica a poco más de 3500 derechohabientes de los ejidos aledaños del Valle de Empalme y Guaymas…Claro, siempre y cuando haya la voluntad de hacerlo, por parte de la directora del nosocomio mencionado.

Los funcionarios de cualquier institución pública, siguen sin entender que deben servir a quienes con el esfuerzo de su trabajo pagan sus salarios y por cierto, éstos, muy buenos y dejarse de protagonismos estúpidos.

Ojalá que la señora doctora del IMSS de La Palma deje los calzones zurrados en su casa y tenga más voluntad de cumplir con su deber y atienda a los derechohabientes que para eso le pagan e insisto, le pagan muy bien, quizás más de lo que merece por hacer un “trabajo” mediocre.

AFORE
En Banamex, intereses de AFORE
a la baja
Una eventualidad desafortunada –me quedé sin chamba fija-, me obligó recientemente a hacer trámites ante el IMSS y el banco encargado de “administrar” mi fondo para el retiro, vulgo AFORE, de manera respectiva.

Además de que de acuerdo a la ley, la cantidad que entregan al desempleado es la menor de un esquema que a conveniencia ellos mismos crearon, tardan hasta dos semanas para resolver, no sin antes demostrar con documentos, que previamente tienes sin empleo más de 46 días. Condición sine qua non te dan madres tu propio dinero

Es una verdadera lata. Se siente como si fuera un limosnero de su propia pecunia. Un dinero que es tuyo, los funcionarios de ambas instituciones (IMSS, como en este caso Banamex, que es donde me “guardan” la lana”) hacen muchos “panchos”  para poder entregarla.

Eso es peccata minuta, comparado con lo que se vive en el propio banco. Para empezar, no permiten que nadie saque turno para que sea atendido en la ventanilla de AFORE. Hay una enorme discriminación en contra de los que acuden a gestionar esa diligencia tan necesaria cuando el “piojo” te asalta, ya que tanto como quienes cobran cheques, depositan o hacen cualquier trámite también somos clientes y no hay respeto a ese derecho.

Por tanto conforme van llegando se forman en una sola fila y los mantienen ¡parados! El tiempo eterno que dura cada gestión. En la fila mencionada ayer miré a varias personas de muy avanzada edad, sin contar a quienes padecen algún tipo de impedimento motriz, que también los hubo.

Pedí hablar con el gerente. A los pocos minutos se presentó una señora o señorita de nombre Zulma y sin invitarme siquiera a tomar asiento, me preguntó que para qué la ocupaba. Le dije con pelos y señas que no consideraba decente la actitud de la institución bancaria del trato hacia la gente que iba a ese departamento en especial y por tanto sugería que o dieran turnos o pusieran sillones para que la espera fuera más cómoda.

Está bien señor, me dijo, tomaré en cuenta su sugerencia y le prometo que si viene usted mañana, lo pasaré primero. No quiero tratos especiales, le dije, yo no regreso porque finiquité por fortuna mi trámite ante ustedes, sean más conscientes y sensibles con los adultos mayores y el público en general que en un futuro necesita venir a este banco. Sonrió o se rió de mí y hasta le pregunté que si me estaba dando el “avión”.

En fin, por lo pronto yo en la primera oportunidad cambiaré mi dinero a otra administradora y aunque sé que no le perjudica en nada a Banamex, cuando menos, este comentario lo haré llegar a la dirección general de la propia institución para que sepan de mi inconformidad y a ver si de casualidad hacen algo. He dicho.