Ventura Cota Borbón
Javier
Tesisteco Moya
denunció corrupción, prepotencia y autoritarismo en el departamento de cobranza
de Tesorería a cargo de la licenciada Dulce
Verónica Castro Duarte. El se desempeñaba como ejecutor-notificador en
dicho departamento y por esa razón fue despedido de su trabajo.
Ante tal arbitrariedad, Tesisteco Moya acudió
al tesorero Manuel Gil Ibarra Salgado
en busca de justicia para su caso, y éste en lugar de investigar dichas
anomalías, brindó su apoyo a la funcionaria acusada.
Claussen resolvió el problema a medias. O
cuando menos tiene la intención de resolverlo a medias. Me explico:
Otto Claussen según su palabra, va a
reinstalar en otro puesto al hoy
desempleado ex ejecutor-notificador del departamento de marras. Sin embargo el
alcalde está soslayando el meollo del asunto: LA PRESUMIBLE CORRUPCIÓN
DENUNCIADA.
Es decir, el señor Claussen al cambiar de departamento
o trabajo a la persona despedida, avala la actuación de la licenciada Dulce
Verónica Castro Duarte y da la razón a ella misma cuando afirmó que no le debe
nada al Presidente ya que fue un hermano de éste quien la colocó en el puesto
que hoy regentea.
Otto cree que ignorando el asunto principal
que ocasionó dicho problema se resuelve de tajo lo que produce una hediondez en
Tesorería. Debió, según la lógica, ir al fondo del asunto, investigar las
denuncias y tomar cartas en el asunto.
Con eso el primer edil, además de convertirse
en cómplice de la impunidad y la corrupción, evidencia su poca o nula autoridad
al permitir que ese problema lo rebase. Qué cómodo, cambiar de puesto a un
denunciante para que se acabe del problema.
Ni modo. Gatopardismo absoluto.