martes, 16 de julio de 2013

Si no fuéramos basura. Una recomendación bibliográfica para el Prof. Ramírez Cisneros

Alán Aviña V.
Mi intención no es poner en entredicho la afirmación del gran comunicador. Lo respeto profusamente, pero el tono de su nota publicada en el blog del director de la revista Sin Límite Avante, Ventura Cota Borbón, me generó una gran conmoción.

La sintaxis lastimera del artículo, demuestra un gran sentimiento de impotencia de alguien con una profunda preocupación por la realidad mexicana. Sin embargo, no me atrevo a responder esos argumentos, ni a recriminarle ni una coma del tono en el que está escrito.


No lo hago porque no tenga una mirada sobre los problemas y sus causas en este país, sino porque prefiero recomendar una lectura que para mí ha sido estimulante. Este libro, podría poner en orden algunas ideas respecto a lo que pasa en México -lo cual si es grave-, pero pasará del tono impotente de somos basura, a la facultad de poder ver en perspectiva la raíz de los problemas. Y eso es muy positivo, no por mera pedantería intelectual, sino porque, los que nos iniciamos en medios de comunicación y los ya totalmente consolidados como el Profesor Ramírez Cisneros, podremos ofrecerles a nuestros pocos y muchos lectores mejores argumentos para entender esta realidad.

El libro que me gustaría recomendar al profesor es “¿Por qué fracasan los países?  Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza”, de James Robinson y Daron Acemoglu, dos grandes sociólogos y economistas de Harvard. Contrario a lo que pensamos regularmente sobre lo que se produce en Harvard en economía, este libro no es un tratado sobre cómo ser capitalista exitoso. Esta es una versión crítica y bien documentada sobre el origen de la prosperidad de los países. Con un gran contenido histórico, el libro se remonta a la fundación de los países más prósperos y los depauperados por igual.

Sin duda, la analogía entre EUA (el país más próspero desde el siglo XX) y México (Un tercermundista con serios problemas) eran obligadas. Qué explica la gran diferencia entre dos países. En Estados Unidos, fuera de que es un país imperialista, la gente vive tranquila. Hay buena calidad en la educación, la justicia es mucho más eficiente que en México, hay buenos empleos y bien remunerados. La gente respeta las leyes. Hay legitimidad política de sus gobernantes y existen serias restricciones para la depredación de las grandes corporaciones con lo que evitan los monopolios.

En cambio, en México la educación es deficiente, la justicia es selectiva, hay pocos empleos y mal remunerados, por lo que la gente opta por la informalidad. Hay poco respeto por las leyes y nuestros dos últimos presidentes han tomado el poder con una sombra de ilegalidad e ilegitimidad que pone en entredicho el panorama y la calidad democrática del país. Existe una monopolización obscena, como en telecomunicaciones con Telcel, o en TV con Televisa.

En fin, un panorama radicalmente diferente, y nos divide sólo una cerca.

¿A qué atribuyen Acemoglu y Robinson esa disparidad?

Los autores revisan la historia de las naciones. En los procesos de formación de los Estados-Nación, la prosperidad no llega sola. Hay que buscarla. Aún cuando se encuentra, no es sinónimo de un beneficio social. En México, tenemos más que en otras etapas de nuestra vida posterior a la revolución una estabilidad económica envidiable. Sin embargo, los problemas de hace 50 años siguen presentes con casi la misma gravedad que antes.

Estados Unidos, independizado antes que nosotros, nos lleva decenas de años de avance.

La historia nos brinda una explicación sobre los problemas que se manifiestan en las dos partes. La variable más importante que explica el bienestar de los ciudadanos es: Instituciones.

Mientras en México la colonia durante 300 años se dedicó a crear instituciones extractivas que explotaban el país. En Estados Unidos, los migrantes ingleses que llegaron a colonizar el oeste norteamericano no pudieron hacer lo mismo con los nativos. Primeramente, porque no había sociedades tan organizadas ya rendidas a un rey, como si pasó en gran parte de América Latina. Tampoco porque no había las riquezas naturales como en México.

Mientras la corona española depredó el territorio, los colonizadores ingleses crearon mejor instituciones que les permitieran trabajar el territorio, explotar la tierra y formar una sociedad que les brindara derechos a todos los europeos llegados. Los españoles instauraron un sistema de trabajos forzados (encomiendas) dominado por una élite que se opuso a los avances constitucionales en España y que se independizó para perpetuar sus privilegios con una gran inestabilidad política. Mientras, los colonos ingleses de 1619 que fundaron villas en Norteamérica, como Virginia, ensayaron varios modelos hasta que encontraron uno que daba muchos incentivos al colono para cultivar las tierras y participar en la vida política. Tras la independencia, los presidentes respetaron el marco constitucional y fomentaron el crédito a los emprendedores para patentar y abrir negocios sin trabas burocráticas. Tampoco favorecieron los monopolios sino la competencia.

En México, hasta la revolución juarista de mediados de siglo XIX, seguíamos siendo prácticamente un país colonizado, con las mismas características que el virreinato español. Se explotaba a los indios por una élite gobernante y se repartían poco los beneficios entre las clases sociales. Posterior a la revolución, pocas cosas cambiaron. Siguió la clase política y económica extrayendo las riquezas de México y el avance fue nulo.

Resumido: mientras en México creamos instituciones extractivas enfocadas a explotar la riqueza para la elite. En Estados Unidos se formaron instituciones inclusivas, que repartían los beneficios de la producción de riqueza, asegurando la equidad en el acceso a la seguridad, la justicia y la educación. Condiciones que los ciudadanos exigen.

A 500 años del sistema extractivo -300 de la colonia y 200 de vida independiente-, México no ha podido consolidar instituciones inclusivas que aseguran la vida democrática y justa en el país. Existe un ejemplo que me parece esclarecedor.

La fortuna lograda por Carlos Slim es radicalmente diferente a la lograda por Bill Gates. El mexicano logró hacerse de su emporio a través de su cercanía con el poder político que le “brindó”, sino regaló, su fortuna en telecomunicaciones. En cambio, Gates logró formar una empresa en base a la creatividad. Las ideas y el desarrollo tecnológico permitieron al norteamericano lograr el  éxito. En México una idea se queda en eso, en Estados Unidos puede convertirse en un gigante tecnológico como Microsoft.


Por cierto, si quiere leer el libro, tendrá que hacerlo en inglés. Porque en México, no se vende en español. Curiosamente Sanborns, una de las empresas de Slim que vende más libros en México, no la tiene en existencia. Tal vez un veto por cuestionar el origen de su fortuna. La ilegalidad y las deficiencias en México, en resumen, la “basura mexicana” tiene un origen. Le invito a leer a los académicos.