viernes, 28 de junio de 2013

Proyecto Miramar

Ventura Cota Borbón
Hay en Guaymas y en San Carlos playas hermosas, lamentablemente y como es del conocimiento público y general, la mayor parte de esos balnearios, impropiamente están en manos de particulares. Por supuesto violentando la ley, pero finalmente al poderoso qué puede importarle dicha infracción.

No recuerdo exactamente qué tantos trienios hace de aquella entelequia propuesta por un político acerca de una playa que se pretendió hacer familiar por terrenos industriales del Paraje. Anunciado con bombo y platillo, el proyecto murió en la cuna.

El hecho es que para la “perrada”, aquellos que no cuentan (contamos) con vehículos apropiados o incluso con vehículos, nos es prácticamente imposible ir a las playas de San Carlos, es decir, en las que aún se permite el ingreso al populacho.

Por tanto sólo queda en esta ciudad la playa de Miramar. Y sobre ésta me voy a permitir emitir unas opiniones. Mis opiniones.

A nadie le gustan las prohibiciones, especialmente cuando éstas nos salpican. Vienen a referencia lo anterior por un letrero colocado en la entrada de la única playa pública que menciono líneas arriba y que a muchos les ha causado molestia.

En éste letrero-, se pide a la gente que no tire basura; no entre en vehículos motorizados y de tracción humana (bicis); no consuma bebidas embriagantes o lleve botellas de vidrio para evitar que en este caso, se quiebren y puedan lastimar a alguien; no prender fuego y por último no meter animales o mascotas.

Creo, es más estoy convencido, que el letrero de marras no tiene nada de malo. Los mexicanos estamos acostumbrados a hacer lo que nuestro libre arbitrio nos indique, o lo que es lo mismo: nos vale madre seguir reglas aunque éstas sean benéficas.

Voy a comentar porqué me convence dicho anuncio prohibitivo.

La semana próxima pasada –el domingo-, estábamos mi familia y yo disfrutando del sol, del viento, del mar cuando de pronto se suscitó un pelito entre personas que evidentemente estaban bebidas. Fue coincidencia, estímulo o qué se yo, pero minutos más tarde unos canes se trenzaron a buenas mordidas.

Además del peligro que representa que una mascota ande suelta en esa área porque aunque pueden ser animalitos mansos la reacción ante tanta gente y ambientes desconocidos hacen que se tornen de cuidado. Y si a lo anterior le sumamos que estos chuchos requieren de hacer sus necesidades, pues…No habría ningún problema si fuéramos responsables y recogiéramos las heces. Pero nos hacemos güeyes y el “regalito” ahí queda.

A lo que voy es que aplaudo la labor de la señora Irma Campillo, administradora interina del llamado Proyecto Miramar, porque la verdad si ha habido un  antes y un después desde que ella sumió dicha responsabilidad. No sé si usted concuerde conmigo en eso de poner ORDEN en ese lugar. Pero de que es necesario, lo es y ella ha tomado al buey por los cuernos.

Por cierto por lo que he podido averiguar respecto al proyecto en mención, es que los recursos aprobados para su terminación –que será en octubre o noviembre de este 2013-, son suficientes para que los guaymenses y visitantes en general tengamos un lugar digno y bien cuidado para acudir con la familia a distraernos.