Ventura Cota Borbón
¿Qué hace suponer a un estúpido vecino que quienes le rodeamos necesitamos escuchar
hasta altas horas de la madrugada sus imbecilidades musicales?
Si la rabia y la impotencia se pudieran describir gráficamente, estoy
seguro que a ese imbécil a quien por cierto no tengo gusto de conocer, pero que
la mala suerte me dio como vecino, le faltaría madre para recibir tanto
madrazo.
A la música –si es que se le puede llamar así a ese infierno
estridente-, que pone cada vez que se emborracha le sube el volumen hasta él
mismo quedar sordo, ahora imaginen a aquellos que de manera involuntaria
tenemos que soportarla.
Dos veces llamé al mentado número de emergencia 066, que no sirve para
maldita la cosa y además que te responde una persona de otra ciudad –así me apareció
porque no supo del domicilio-, la supuesta ayuda nunca llegó.
Fue hasta las dos o tres de la mañana en que a este pendejo se le
ocurrió por fin apagar el desmadre que traía y después de esa hora pude agarrar
sueño.
Producto de la “cruda” que me acompaña por la desveleda, un humor de los
mil demonios le hace la dupla y todo porque a un idiota alcoholizado se le
ocurrió –insisto-, ponernos a escuchar SUS BABOSADAS a todo el barrio.
En este país los derechos de terceros que son vulnerados no se respetan
porque no hay una autoridad que ponga alto a tanto desmán. La policía eso sí
está presta a ir a cobrar sus cundinas a ciertos lugares de desprestigio social
cuyos nombres todo mundo infiere y se calla porque no hay remedio.
Voy a tener que hacer uso de mi “influencia” como periodista, pedirle el
número celular al jefe de la corporación Francisco Vidaurrázaga y cuando se
repita esta incómoda situación solicitar su presencia, porque definitivamente
ese mentado 066 no sirve para madres.
Ofrezco las disculpas por haberme excedido en tantos improperios, sin
embargo ya para termina que ese estúpido sujeto que tengo como vecino que vaya a tiznar a la más anciana
de su casa. Si no tiene madre que rente una.