Por Ventura Cota y Borbón III
Al filo de las 13:30 horas de hoy iba circulando por al bulevar Benito Juárez a la altura de la tienda Soriana –ya por fin me entregaron mi carcahita-, y metros más adelante, creo que en la gasolinera, había un plantón, por tanto la calle estaba cerrada para los automóviles.
Un oficial de tránsito mal encarado estaba desviando el tráfico hacia la calzada García López, me acerqué a él para preguntarle qué estaba pasando, es decir que explicara la razón del por que nos desviaba de la ruta. Sin responder al saludo de las buenas tardes y además exigiendo que siguiera mi camino, me conminó a avanzar de un modo muy grosero.
Para darme “avión” puro responder cualquier cosa, por ejemplo que la calle estaba bloqueada por algunas personas, o qué sé yo, pero, su mala educación y poco tacto para tratar con quienes les pagamos su sueldo, simplemente optó por imponer su autoridad, se “montó en su macho” e ignoró mi cuestionamiento.
Siendo honestos, ¿cuánto tiempo le iba tomar el darme cualquier respuesta? Francamente no creo que ni diez segundos, pero así son esos hijos de la mala educación. El jefe de Tránsito Javier Velderráin debería enseñarles y exigirles buenos modales a esos ogros que usan uniforme oficial y que están para orientar al automovilista y al peatón en general, pero con su clásica prepotencia –algunos, no todos, me consta hay muy educados y amables como Enrique Guzmán, por poner un ejemplo como buen servidor-, prefieren joder al ciudadano.
Ni modo, y eso que Ramón Aguirre a cada momento anuncia vía boletines que a los elementos a su cargo se les brinda constantemente escuela para tratar bien al ciudadano. Más que un taller de buenos modales, deberían enseñarles que la educación se mama de los pechos de la madre, mas como algunos no tienen...