Por Fernando Ram'irez Arballo
Debo confesar que los temas políticos siempre me han gustado, en demasiadas ocasiones yo mismo me he limitado a opinar sobre este tópico, podría ser por inexperiencia, inmadurez, temor o por varias razones.
Desde que tengo uso de razón mi padre siempre comentaba temas de carácter político con distintas personas que lo abordaban para charlar sobre ello, siempre me llamó la atención lo polémico que éstos resultaban y que en múltiples ocasiones hasta dramáticos y engorrosos.
Y desde la postura imberbe característica de mi edad me preguntaba, ¿que es tan difícil trabajar en beneficio del bienestar social? Si se quiere a Guaymas, ¿qué tan difícil es trabajar en su progreso? Si se tiene un sueldo en una administración municipal, ¿por qué no se cumple a cabalidad el compromiso con los ciudadanos? Esos y muchos más cuestionamientos me hacía, por supuesto el tiempo fue quien respondió a ellos. Ahora entiendo muchas cosas.
Mi acercamiento más próximo a una actividad política (aparte de votar), fue el fungir como representante del PRD en las elecciones del 2003, en la casilla 1040 situada en la primaria Nicolás Bravo de la colonia Burócrata, dónde el nombre mi primo Juan José Ramírez Lizárraga aparecía en las boletas como aspirante a la presidencia municipal del puerto, de ese partido, la recuerdo como una jornada larga y llena de discusiones por todos aquellos quienes buscábamos la transparencia de dicho evento electoral. El resultado todos lo conocimos.
Recuerdo esa experiencia como punto de referencia a lo que a continuación voy a relatar:
En aquella ocasión me reencontré con una persona a quien desde hace mucho tiempo no veía y que recordaba conocerlo desde mi infancia, me refiero a Santiago Bojórquez Lugo, "El chago" "El chaguín" o "El mandril", motes característicos de las personas populares, Guaymas es una ciudad chica y muchos sabrán a quien me refiero.
De niño observaba a Bojórquez Lugo transitar diariamente por la calle de mi casa rumbo a su trabajo, en el interior del mercado municipal; mi impresión era la de un muchacho noble, trabajador y educado.
Tiempo después nos encontramos en la encomienda política que anteriormente comentaba, él como representante de Antonio Astiazarán Gutiérrez, candidato a diputado federal, nuestro encuentro fue amistoso e intercambiamos ideas y aspectos de la actividad que nos uniría a lo largo de todo ese día, años pasaron para volver a encontrarnos, para ser exactos, ocho, las redes sociales propiciaron el citado reencuentro.
Recuerdo me comentó que seguía participando en las filas del partido tricolor y que además gozaba de una reputación envidiable, inclusive que era parte fundamental del equipo estratégico y operativo del Dr. José Luis León Perea, actualmente legislador federal y amigo personal.
Dentro de ese alarde de egolatría por parte de el "chago" me comentó también ser el impulsor de un proyecto ambicioso de promoción de la imagen del galeno, por respeto y congruencia personal no profundizo más en ese tema, la idea central es que en todo momento me invitó a participar en la creación de ideas y lo admito obtuvo un resultado positivo de mi persona, en todo momento su incompetencia y su lengua demasiada floja fueron un factor clave para decidir comentarle que estaba cometiendo un grave error, admito, desconozco mucho de política pero hay algo que se llama sentido común y atendiendo a ello fue que rea-licé esas observaciones al operadorcillo de marras.
Eso fue factor clave para echármelo de enemigo y pasar un rato muy desagradable debido a las ofensas que éste sujeto propició a un servidor, al tratar de denostarme de una manera por demás vulgar y grosera, propio de su enanismo mental (además de físico), en todo momento traté de ser respetuoso, la paciencia llegó a su límite, y en efecto, también respondí y duramente como yo sé hacerlo, ni modo, a como me dan doy, el problema fue que ni siquiera tales intercambios de ideas fueron de manera personal, el chat fue el hilo conductor de esa nefasta "ciberdiscusión", su pésima ortografía y sus problemas graves se sintaxis evidenciaron que efectivamente se trataba de el "mandril".
En fin, cómo cambia la percepción de las personas en un período de tiempo, la-mentable es encontrarte con sujetos de escaso valor civil que se jactan de situaciones que no le competen, presentarse como operador político del Dr. León Perea, quien además el legislador federal desconoce en todo momento y afirma que en sus pretensiones de ser el abanderado tricolor a la alcaldía porteña, llevará un equipo serio y de condición moral acep-table, de todo corazón deseo que el Dr. logre ese objetivo y que esté muy atento de este tipo de personas oportunistas, mal educados y vulgares que lo único que buscan es una "chambita" sin hacer el mínimo esfuerzo y lo que es peor con una incapacidad intelectual absoluta, mi apoyo siempre para una fina persona como el Dr. León Perea y para Santiago Bojórquez Lugo, dos cosas; Dios te bendiga y recuerda que el tiempo pone a cada quien en su lugar, así que mi estimado las ofensas que me propinaste tarde o temprano las vas a pagar.
P.d. Santiago: Tú que mueves en la política del Revolucionario Institucional me imagino que conoces a otra gran amiga, la Dra. Camacho, tal vez algo te pueda re-cetar para tu severo problema de halitosis.