Por Ventura Cota y Borbón III
Llegó un boletín emitido por el Ayuntamiento de Guaymas en cuya introducción reza: “Con la aprobación del Reglamento para la Protección, Control y Manejo de Animales Domésticos, Guaymas podrá disminuir la sobre población de mascotas en la vía publica y con ello a su vez evitar el contagio de diferentes enfermedades y lesiones que pudieran causar a las personas estos animalitos sin control ni dueño en las calles, afirmó Karla Córdova, directora de Salud Municipal”.
De entrada me parece excelente que por primera vez una administración municipal busque con el reglamento de marras, resolver de tajo el problema de perros deambulantes y sin dueño aparente. Sin embargo, el boletín afirma que quienes no cumplan con dicha reglamentación, serán objeto de una multa. Mi incógnita es en el sentido de que aunque pretenden establecer un control mediante empadronamiento de los chuchos, no creo que tengan la capacidad técnica ni humana para que haya éxito en la buena intención de quien redactó –tanto dentro de lo legal como de lo humano-, el documento referido.
En lo personal me interesa conocerlo por que tengo dos mascotas, y dicho sin ninguna jiribilla, pero están bien cuidadas en todos los sentidos, y por supuesto una vez aprobada la ley, inmediatamente procuraré sujetarme a ella.
Admiro y sobre todo les guardo profundo respeto a quienes aman, cuidan y protegen a sus mascotas (a todas) y me da un enorme coraje cuando sé de alguien que las maltrata o no las atiende. Por eso cuando un torero es cogido –en la doble acepción del término-, por un cornúpeta, francamente me da un gusto.
El reglamento para la atención a las mascotas está a punto de ser aprobado, sin embargo muchos nos preguntamos, ¿cuándo se va a aprobar uno que meta en cintura a los funcionarios corruptos? Creo que ése tipo de reglamentación hace más falta, ya que los perros son entes sin consciencia y los políticos, aparentemente son idiotas por vocación.