lunes, 24 de octubre de 2011

Ley 5 de Junio

Por Ventura Cota y Borbón III
El presidente Calderón, signó un decreto sobre una ley llamada “Ley General de Prestación de Servicios para la Atención, Cuidado y Desarrollo Integral e Infantil”, también conocida como Ley 5 de Junio -en referencia a la tragedia que vivió Hermosillo en la ABC-, con la cual, según las buenas intenciones de la misma, es lograr protección para todos los niños que acuden a guarderías.

La ley de marras en uno de sus párrafos dice: “Ningún establecimiento que por su naturaleza ponga en riesgo la integridad física y emocional de niñas y niños y demás personas que concurran a los Centros de Atención, podrá estar ubicado a una distancia menor a quinientos metros”. Como en México las leyes se la pasan por el arco del triunfo, ésta no será la excepción y en lo personal creo se cumplirá parcialmente, por aquello de intereses de los poderosos.

Por ejemplo, si se ha de tomar con rigor parte del párrafo antes escrito, hay varias guarderías en Guaymas que deberían reubicarse. La guardería “Arco Iris”, está situada enfrente de la gasolinera Obelisco, a menos de 50 metros. Otra, la guardería “Nemo”, se encuentra a unos 200 metros de otra gasolinera; y podría seguir con más ejemplos, sin embargo, la ley una vez publicada en el DOF deberá cumplirse. ¿O no?

Una parte de los padres de los niños siniestrados aquél 5 de junio del 2009, manifestaron estar contentos [sic] por la mentada ley por que al fin se les hace ¿justicia? a sus pequeños. Muchos sabemos que en el país, autoridades y gobernantes las leyes se las pasan por los güevos, por tanto no creo ésta vaya a ser la excepción.

La llamada
Esta madrugada –eran las 4:12 horas-, sonó mi celular y obvio aunque uno no quiera, se asusta, más si en la familia hay enfermos.

Era una voz femenina muy angustiada que sin preguntar a dónde hablaba, me dijo: “Santiago, acaba de morir Toño. Estos desgraciados médicos, no hicieron nada…”, posteriormente soltó el llanto.

Aún desconcertado por el telefonema e incluso asustado, me concreté a preguntar quién llamaba.

Soy tu hermana Josefina…Se murió Toño, repitió.

Lo siento señora, pero se equivocó de número. 

Ella colgó.

¡Uff! Fue un susto de antología que por fortuna mía no se refería a un familiar, pero por mala ventura de la señora, este día será largo y triste.

Descanse en paz quien sea el difunto.