viernes, 1 de julio de 2011

Rincón de la Orientación 219

Por Lic. Psic. Alfredo Villalobos Gro.
En la edición pasada 218 confirmamos que los límites son aquellas prohibiciones que imponen los padres o tutores a sus hijos, de una forma amorosa, paciente, acompañada de afecto y dedicación, y con el objeto de ayudarlos a madurar y aprender a tolerar la frustración.

Las restricciones o límites que se hacen desde temprana edad tienen esa finalidad precisamente, de prepararlos en lo futuro y que se tenga la capacidad de saber elegir, también de tolerar,  además de tomar decisiones asertivas a mediano, y largo plazo; a tener autocontrol.

Poner límites no significa dañarlos, ni mucho menos llenarlos de frustración; los hijos o niños siempre tiene necesidades a la mano, las cuales buscarán incansablemente de acuerdo a su capacidad  de cubrirlas, ya sea por medio de berrinches, gritos, amenazas o chantajes dirigidos a los padres.

Cuando ambos padres o uno de los dos desisten en su firmeza y hacen concesiones (aprueba los caprichos o necedades) han  empezado a perder respeto. Por eso es sumamente importante que ambos padres estén completamente de acuerdo al tomar las medias correctas y no contradecirse entre ellos mismos, mucho menos enfrente de ellos, de lo contrario lo único que se logrará es incrementar la conducta negativa del infante. Un niño con berrinches, un joven hostil o una persona negativa en potencia es alguien que requiere de límites y autocontrol.

¿Cómo aplicar los límites en los hijos? Los especialistas de la conducta recomiendan que de inicio debe de haber un clima de tranquilidad, al momento de  realizar las aclaraciones y prohibiciones, si se da el correctivo (ojo, no castigo), se le deberá de explicar (no gritar) la razón de la decisión, haciendo hincapié que es por su bien. Es necesario dedicarles el tiempo  necesario para poder convivir, observar y valorar la conducta, lamentablemente a veces este es un factor en contra que no permite establecer los topes o hasta donde pueden llegar en sus “deseos”, en especial cuando ambos padres trabajan.
Es importante que el niño aprenda a reconocer que lo que se prohíbe tendría  una consecuencia en su persona y generalmente es negativa, también es necesario que de acuerdo a la situación los padres sean flexibles, saber valorar cada situación es diferente, cada problema es diferente y cada hijo es diferente, no es válido generalizar.

Sin duda algo que tendrá un impacto importante en el niño/a es lo que decimos y hacemos, debemos de ser congruentes, de lo contrario no habrá cambio en ellos ni credibilidad en nosotros como padres de familia, sin llegar a algún acuerdo.
Recordemos que los límites aunque son por esencia prohibiciones no son sinónimo de castigo ni humillación. Es la oportunidad de ayudarles a madurar y que aprendan a vivir para que un futuro sean mejores personas.
Lecturas recomendadas: “Educar con amor y paciencia” de Jerry Wyckoff, nos enseña a solucionar problemas y comportamiento infantil: “Buenas ideas para educar a los hijos”, de Isabel Aguera, nos ofrece sencillas herramientas para ayudar a los hijos a descubrir valores que los motiven; “Escuela para padres, las claves para educar a nuestros hijos” de María de Jesús Comellas, una forma de redescubrir las metas y proyectos juntos y “Como educar a sus hijos con el ejemplo” de Sal Severe, educar siendo coherentes y congruentes.