Por Ventura Cota y Borbón III
Hoy escuchaba -como siempre lo hago-, a mi amigo el profesor Alejandro Ramírez Cisneros en su programa "Voces públicas" hablar sobre la muerte del señor Luis Barrera Campos, padre de nuestra particular amiga y colega Irene "Kuky" Barrera y al mencionar a su compadre Luis de apellidos Barrera López, decía el profesor que sentía una gran admiración por su compadre -Luis Barrera Jr.-, debido que trataba a su progenitor con una ternura, respeto y admiración, admirable, válgame la redundancia. Ello, dijo el mentor, hizo que resperata más a mi compadre.
Le comentaba vía mensaje celular al profesor que en cierta ocasión fui testigo de cómo el ingeniero Marco Antonio Ahumada Gutiérrez otorgaba ese mismo trato de respeto, veneración y cuidado a su señor padre. A partir de ese momento, el Ing. Ahumada también se ganó mi respeto y admiración como ser humano. Como funcionario es otra cosa.
El profe dijo que a pesar que amaba y respetaba mucho a su padre, don Carlos Ramírez Márquez, no podía actuar o ser igual que como Luis Barrera Jr. o el Ing. Ahumada.
Qué curioso, quien esto pergeña acusa sentimientos muy fuertes de amor, admiración y respeto hacia mi padre, pero tampoco -y aunque lo he intentado-, puedo ser una miel con él.
Mi padre ya está muy mayor y enfermo, sin embargo al no poder demostrar con otro tipo de actos mis sentimientos, acudo a diario a visitarlo y verlo, eso me conforma. Habemos personas que no tenemos esa capacidad de abrir el corazón y los sentimientos para dejar que vuelen demostrando lo que a veces ni con palabras podemos expresar.
Tengo un amigo a quien estimo mucho. Se llama Francisco Samuel Ramón Carrillo Rodríguez y él, siempre ha tenido ese don de sacar lo que siente. A su padre, don Samuel Carrilo Jara quien ya pasó a mejor vida, me consta cómo lo trataba. La ternura afloraba a simple vista y el respeto igual.
A veces quisiera ser así, mas no puedo. No es orgullo ni soberbia, simplemente así fui educado, tímido en la expresión del sentir, pero Dios está de testigo que amo, respeto, venero y admiro sobre todas las cosas a mi padre. El mismo sentimiento es extensivo a mi familia, especialmente a mi esposa e hijos.
¡Qué sujetos tan afortunados Luis, Marco y Samuel!