sábado, 31 de julio de 2010

UBR Solidaridad (Edición No. 197, Reportaje central)

Por Manuel Rábago Parra
Las personas que laboran en la Unidad Básica de Rehabilitación (UBR) que depende del Desarrollo Integral de la Familia (DIF-Municipal), que preside la señora, Consuelo Albañez de Lizárraga, son realmente un ejemplo de perseverancia, y sobre todo de calidad humana al trabajar en beneficio del sector discapacitado.

Allí, día a día los rostros de niños y jóvenes guaymenses sonríen de felicidad, por que al cruzar la puerta de la UBR son recibidos con amor, al recibir sus terapias físicas en compañía de sus padres, quienes tienen la esperanza de una rehabilitación y lograr una mejor calidad de vida.

El equipo compuesto, por una coordinadora, la señora Lila de Zaragoza; el Consejo de Discapacidad, que lo dirige Carlos Raúl Garza Cruz; el terapeuta, Francisco Jesús Molina Gutiérrez; la trabajadora social, María Concepción Inzun-za, y la secretaria, Reyna Lizette Ortiz Enríquez, hacen diferente la vida de más de cincuenta pacientes que acuden a la UBR diariamente.

El objetivo de la UBR es prestar atención a todas aquellas personas sujetas de asistencia social, es decir con capacidades diferentes.

El representante de los discapacitados en Guaymas, Carlos Raúl Garza Cruz, explicó que uno de los compromisos es otorgar atención de rehabilitación, a las personas que han sufrido algún accidente, trauma o han nacido con alguna disfunción muscular, por lo que a diario acuden en donde muestran grandes avances en su recuperación, ya que han puesto voluntad en salir adelante y ser ejemplo de la sociedad, de que cuando se quiere se puede.

“Tenemos dos aliados, que es el presidente municipal, Cesar Lizárraga Hernán-dez, y su esposa la señora Consuelo Albañez de Lizárraga, quienes han cumplido al sector con discapacidad por lo que no estamos solos en esta lucha para cambiar nuestra calidad de vida”, destacó.

Javier Enrique Acosta González de 37 años de edad, hace 7 años sufrió un accidente al caer en una alberca que estaba sin agua, a consecuencia de eso, tuvo fractura de cervicales, quedando su cuerpo paralizado, sin embargo al acudir desde hace dos años a la Unidad Básica de Rehabilitación ha mejorado en gran medida, ya que antes no se podía mover.

Con alegría, Acosta González, narra “yo me acuerdo que después de mi accidente, yo quede inmóvil, no podía llevarme la comida a la boca, mi mamá es la que me daba el alimento, yo lloraba por la impotencia, sin embargo desde hace dos años, empecé a llegar aquí y ya puedo comer por mí mismo, mover mis brazos y sentarme, cosa que no hacía antes”.

Mientras ejercitaba sus piernas en la bicicleta estática de la Unidad Básica de Rehabilitación, mencionó que primeramente Dios en diciembre pueda soste-nerse aunque sea en muletas y ya no andar tanto en la silla de ruedas, por lo que espera se cumpla su deseo.

Felipa Sánchez Sánchez, desde hace un mes llega a la UBR, porque su hija Cristal Téllez Sánchez presenta luxación de cadera y eso ocasiona que cojee, por lo que en estas instalaciones le aplican masajes en sus piernas, así como un tratamiento en la tina de hidromasajes y a decir de la madre de la menor, la niña ha tenido un gran avance.

Estas son sólo algunas historias que se viven a diario en la Unidad Básica de Rehabilitación, donde el terapeuta Francisco Jesús Molina Gutiérrez, señala que en estas instalaciones se atienden a niños y adultos que presenten fracturas de cervicales y codos, edemas vasculares, Parkinson, síndrome de Guillen Barre, retraso en el desarrollo sicomotor, parálisis facial, paraplejia, infantilismo lingüístico y déficit de atención.

El profesional, indicó que en la UBR cuentan con mecanoterapia, hidroterapia y electroterapia para ayudar a quienes requieran este tipo de apoyo, en el que de acuerdo a un estudio socioeconómico algunas personas de escasos recursos pueden obtener la rehabilitación que requieren para mejorar sus condiciones de vida.

Entre el equipo con el que cuenta la UBR se encuentra tina de hidromasajes, poleas de pared, escalera digital, barras paralelas, espejo de cuerpo completo, bicicleta estática, pelota, rodillos, cuña, colchonetas y material didáctico como rompecabezas, semillas, donas, canicas, entre otros.

La Unidad Básica de rehabilitación le atiende de lunes a sábado con horario de 8 a 16 horas y en lo que va del año se han dado de alta a 6 personas, quienes presentaban diversos problemas y gracias a la terapia han mejorado en sus habilidades físicas.

Medallista de oro 
Carlos Alfredo Díaz Flores, de 14 años de edad, hijo de Norma Corely Flores Sánchez, y Alfredo Díaz Hernández, dice que la UBR le cambio la vida, al encontrar un proceso de recuperación de su discapacidad denominada médicamente, mielomeningocele que es un efecto de nacimiento en el que la columna vertebral y el conducto raquídeo no se cierran antes del nacimiento, no puede caminar.

El padre de carlitos -así le llaman en la UBR-, el señor Alfredo, señala que las causas de la discapacidad de su hijo fue desde los primeros meses de embarazo, en donde los médicos se dieron cuenta que los dos lados de la columna vertebral (espinazo) se unen para cubrir la médula espinal, los nervios raquídeos y las meninges (los tejidos que cubren la médula espinal). La espina bífida se refiere a cualquier defecto congénito que involucra cierre incompleto de la columna vertebral.

El mielomeningocele es el tipo más común de espina bífida. Es una anomalía del tubo neural en la cual los huesos de la columna no se forman completamente, lo que da como resultado un conducto raquídeo incompleto. Esto hace que la médula espinal y las meninges (los tejidos que recubren la médula espinal) protruyan de la espalda del niño.

A pesar de su discapacidad, Carlitos mostró desde los diez años su pasión por le deporte, lo que obligó a su padre a acondicionar una bicicleta y desde los doce años ha practicado lanzamiento de bala, que lo han llevado con éxito en los primeros lugares de sus competencias.

“Fue en el 2007 cuando inicié con las competencias, y con el apoyo de mis padres empecé a viajar y en los paralímpicos realizados en la ciudad de Hermosillo logré alcanzar el primer lugar en lanzamiento de bala, mientras que el segundo lugar fue en disco”, comentó.

Tras su preparación con el apoyo de su entrenador, y sus terapias en la UBR de Guaymas, un año después viajo a Tamaulipas y allá recibió medalla de segundo lugar.

Carlitos, dice que jamás se ha sentido discriminado, siempre tiene el apoyo de sus padres, y de su hermana, María Alejandra Días Flores, a quien dedica sus triunfos y fue en enero de este año, cuando se trajo la medalla de oro al obtener el primer lugar en las competencias pa-ralímpicas.

“Me muevo por la ciudad, voy al centro y siento como me miran pero soy un chavo con ganas de salir adelante, y aquí en la UBR vengo por que llevo a cabo mis terapias y son mi segunda familia”, indicó.

Al ser cuestionado sobre sus proyectos, Carlitos manifestó, con una sonrisa en su rostro, que no pierde las esperanzas de representar a México en un evento pa-ralímpico de talla internaciones, “Mi gran deseo es ir a un mundial y demostrar en el campo que las personas con discapacidad también tenemos la misma for-taleza”.

Al ser un deportista de alto rendimiento, Carlos Alfredo Díaz Flores, será reconcentrado a la Dirección del Deporte del Gobierno del Estado, en donde continuará con su preparación deportiva y académica en espera de ser seleccionado para su siguiente competencia, que seguro traerá a Guaymas otro trofeo del primer lugar.

No hay obstáculos 
Prueba de la lucha en contra de la adversidad, es sin duda alguna la secretaria de la UBR, Reyna Lizette Ortiz Enríquez, que a pesar de su discapacidad hace su trabajo de forma eficiente y da una atención de calidad a sus compañeros, y demás ciudadanía que acude a solicitar información.

Reyna ya tiene cuatro años laborando, su función es atender el teléfono, enviar información del padrón de personas con capacidades diferentes, y para ella no hay obstáculos lo importante es tener el carisma de seguir adelante, el esfuerzo pero sobre todo servir a los demás.

Su inspiración, su hijo de nombre, Jesús Francisco Ortiz, y agradece a Dios la oportunidad de ser madre, “No hay por que quejarnos, las cosas pasan por si solas y aquí como en mi casa soy útil, lo mas importante es tener salud y trabajo”, comentó.

Ella, sí ha sentido las miradas curiosas de las personas que sin pensarlo la han discriminado, por lo que dice que aún hace mucha falta cultura de respeto hacia el sector con capacidades diferentes, por que algunos se burlan cuando observan a los discapacitados, siendo que son iguales y con sentimientos.

“Merecemos una oportunidad, porque podemos hacer las mismas cosas que una persona que tiene sus dos brazos, sus dos piernas, sus dos ojos, nosotros también somos humanos no tienen por que mirarnos como monstruos, y eso es lo que los demas seres humanos ¨normales¨, por decirlo de un modo franco, deben aprender de nosotros”, finaliza con una sonrisa en su rostro.