
De espaldas de la casa de pronto vimos salir corriendo a unos cuatro chamacos cuyas edades oscilan entre los 10 y 12 años. Momentos después, una enorme llamarada nos puso en movimiento a un par de vecinos con nuestros respectivos hijos. Para entonces y a pesar de los enormes esfuerzos por apagar las llamas, éstas nos ganaron ya que el viento que llegaba del cañon de Miramar, las avivaba.
La parte de atrás de la colonia donde moramos, (Villas del Puerto III), es la calle Día del Trabajo, misma que hace unos quince días y a través del Departamento de Ecología del puerto, limpiaron un poco de matorrales, basura en abundancia, mucho papel y colchones viejos, mismos que al no retirrar en su totalidad, ardieron rápidamente.
Llamamos al 066 que para maldita la cosa sirve, porque primero te interroga una persona desde Cd. Obregón y mientras tratas de darle el domicilio del siniestro, éste ya creció. Mejor marqué directamente al 22 2 74 44 del Departamento de Bomberos y con apoyo de una patrulla que andaba ya ayudando en el otro incendio que se produjo trescientos metros adelante además del que señalo, fue que llegó la máquina extinguidora.
Para entonces, ya la lumbre había alcanzado cercos de madera, se había metido a los patios de dos casas y había consumido ropa y objetos de los propietarios. En mi patio alcanzó a quemar un árbol de limones, los cuales quedaron achicharrados.
Yo estaba a poco más de diez metros y aun así el calor de las llamaradas me quemaba. De inmediato vinieron a mi mente los niños de la ABC...
En fin, media hora después del siniestro, todo quedó bajo control. La bombera casi se quedó sin agua y fue necesario ayudarles a echarle tierra a los escombros humeantes para que se apagaran del todo.
Debe resaltarse la solidaridad de los vecinos de la colonia Ocotillo I, quienes con mangueras nos pasaban agua para llenar baldes mientras llegaban los apagafuegos. Señoras, adolescentes y hasta niños colaboraron en tratar de apagar el infierno.
Fueron cerca de cinco casas las afectadas en su parte trasera y en el otro incendio, dos o tres. Hace unos momentos, estuve limpiando parte de los escombros. Aún se siente en el ambiente el olor característico de lo quemado.
Los causantes del incendio, asustados huyeron. Son chamacos de una colonia aledaña y lo que hicieron es una prueba de sus instintos criminales , ojalá que no vuelva a suceder.
Un llamado al Director de Servicios públicos Municipales para que mande limpiar lo que aún queda de maleza y basura no vaya a ser que pronto tengamos otro incendio con lamentables consecuencias.
Insisto, lo del 066 vale una pura y dos con sal...
Buenso y humeantes días...