sábado, 15 de mayo de 2010

Motu Proprio (Edición No. 192, Columna)

Calderón y su estado fallido
Advertencia: Alto Voltaje
Un libro
Por Ventura Cota y Borbón III
Ignoro el porqué del optimismo del señor que hasta el día de hoy ha fingido como presidente de la república, don Felipe Calderón Hinojosa cuando dice que los “jinetes del Apocalipsis” que sobre los mexicanos cabalgaban, ya se alejaron y quedaron en la historia.

Como se ve que este amigo y su cáfila de ladrones que le acompañan nunca se han preocupado por que no tienen para pagar la mesada de sus hijos en la universidad; nunca les ha llegado el temor de no contar con dinero para pagar el recibo amañado de la CFE; no saben lo que es sufrir para completar lo del gas, de la maldita CEA, de la comida, de todas las deudas contraídas y por contraer y todavía habla de que ya pasó todo.

Los jinetes del Apocalipsis que Calderón y su “eficiente” equipo de colaboradores –en el robo-, desterraron hipotéticamente del territorio nacional, son los mismos que ellos propiciaron: crisis, crisis, crisis, crisis y más crisis.

El problema económico de México es grave y desconozco hasta cuando tendremos la capacidad de soportar esa enorme piedra que como el épico Sísifo, seguimos como pueblo abnegado, empujando sin que jamás se vislumbre la cima.

Los aumentos que cada mes nos propician en el gas LP y gasolina, son criminales. Son de no tener madre. Mientras ellos, los privilegiados del poder gozan de ingentes e inmerecidos sueldos, el común denominador de la raza con las remuneraciones obtenidas a base de mucho friega, apenas alcanza para mal vivir.

Que lástima y como lastima que ten-gamos gobernantes tan corruptos e ineptos. Gente sin escrúpulos y sin vergüenza, sinvergüenzas. Personas que siguen haciendo del país un apetitoso botín y lo peor de ello, es que nos quedemos cruzados de brazos como cobardes mirando solamente como un grupúsculo de beduinos del asfalto y abyectos individuos nos acomodan el yugo y a-prietan el cincho cada vez más.

Felipe Calderón va de fracaso en fracaso y mientras no reconozca porque su obnubilada mente no se lo permite –de hecho jamás lo hará-, que sus administración espuria disfrazada de legal con un golpe de estado acomodado por el Ejército incondicional al jefe del Ejecutivo, y gobernando de facto, cuando finalice su sexenio de te-rror y yerros, dejará al pueblo en la peor de las condiciones.

México ya no soporta más esos saqueos sistemáticos, endémicos y cíclicos; y sin que parezca una filípica o arenga contra todo lo que huela a gobierno, pero debemos estar atentos y ser más participativos en los eventos que nos incumban y exigir de cualquier forma y manera a las autoridades que apliquen la política para el bien común.

El gobierno panista del señor Calderón, es un hecho, ha fracasado y su conductor, un ser que su soberbia no lo deja mirar delante de su nariz, jamás enmendará la desviación de que es objeto desde su arribo. En pocas palabras, Felipe Calderón Hinojosa está inmerso en un gobierno fallido, que sólo sus incondicionales y él mismo no ven.

Pobre de nosotros los mexicanos que avergonzados por padecer las autoridades que tenemos, todavía estamos muy cerca de los Estados Unidos de Norteamérica y muy alejados de Dios. En nuestra salud lo estamos hallando.

CAMBIANDO DE TEMA, PERO CON SEMEJANTE INDIGNACIÓN Y CORAJE, la semana que pasó, la tubería que conduce el agua –cuando hay-, hacia los tinacos que tengo en mi casa, estuvo a punto de cambiar de dueño.

El ladrón o los ladrones, a base de jalones intentaron robarse el cobre, pero al parecer o iban muy drogados o estaban muy enjutos y debiluchos, el caso es que por fortuna no lograron consumar el atraco, sin embargo sí lograron dañarme una parte del conducto del vital líquido y tuve que repararlo desembolsando cerca de 200 pesos ¿Qué necesidad?

En base a que el conato de robo fallido sigue latente porque el o los ladrones piensan regresar, he tomado la decisión de proteger más mi propiedad y previa consulta con personas que saben sobre métodos di-suasivos, eléctricamente hablando, la tube-ría desde ese día ha quedado completamente electrificada.

Es decir, contraté a una persona que colocó un dispositivo eléctrico de tal ma-nera que quienes toquen el tubo de cobre recibirán un “toque” que los mandará al demonio cayendo desde el techo al patio donde los acogerán un par de perros pitbull tan bravos que si no mueren de la caída, los lastimarán severamente a mordidas.

Conozco el riesgo de colocar esa protección o reja electrificada, pero los ladrones no me han dejado otra opción. Sobre el tubo que les menciono, coloqué también un aviso donde se les advierte que podrían sufrir daños mortales de tocar ese conducto. Además, ¿qué tienen que andar haciendo en propiedad privada?

Sobre advertencia no hay engaño y si alguna vez leen en El Vigía que hubo un ladrón rostizado, fue en mi casa o ustedes también podrían hacer lo mismo para di-suadir a las ratas de dos patas.

A lo que tiene que llegar uno para poder proteger su patrimonio ante la evidente incapacidad y a veces complicidad de quienes tienen la obligación de cuidar al ciudadano honesto.

Creo que eso es consecuencia de lo mismo que menciono líneas muy arriba.

POR ÚLTIMO Y SIN QUERER FINALIZAR ESTE MAMOTRETO, AGRADEZCO a José Iván Barreras López por el obsequio de un libro casi incunable sobre la memorable jornada del 13 de Julio de 1854 ocurrida en Guaymas (este último dato para las nuevas generaciones, que desconocen sobre la inmortal y heroica hazaña), editado éste en 1954 por la señora Laura Romandía viuda de Ulloa, esposa de quien fuera un gran maestro, don Pedro N. Ulloa.

Este libro le fue regalado a su vez a José Iván en 1972 por don Arturo de la Huerta Oriol y hoy al caer en mis manos, prometo conservarlo en las excelentes condiciones en que me fue obsequiado.

Para ambos, muchas gracias porque lo avanzado que llevo de su lectura, me ha brindado conocimientos fidedignos de la gesta de ese caluroso mes de julio de hace ya casi 156 años. No cabe duda que los libros ilustran y amplían la visión de quienes con avidez los “devoramos”, por algo se dice en ese famoso apotegma que “Un libro es el mejor amigo que se pueda tener”. He dicho.

Acápite: Lamentable la muerte del señor Carlos Alvarado Salazar ocurrida en un asalto la semana pasada. Carlos era hijo de un gran amigo personal, don Carlos Alvarado Cambustón quien partió a la Gloria hace poco más de un año y ahora su hijo en esas difíciles circunstancias le acompaña. Para su familia el pésame y el deseo de que Dios les mande pronto la resignación y a los asesinos de Carlos que pronto la Ley los alcance y ponga tras las rejas.