lunes, 17 de mayo de 2010

¿Dónde quedó el "Jefe" Diego?

Por PRETOR
Desde el viernes 14 de mayo por la noche, está desaparecido el señor Diego Fernández de Ceballos Ramos y hasta este momento no se sabe nada aún de su persona. Se desconoce si está secuestrado o incluso muerto ya que no hay rastro alguno.

"Se habían tardado mucho en chingarse (sic) a un cabrón de esos...", me dijo ayer un señor de avanzada edad: don Domingo. Y es que independientemente de que quienes lo hayan desaparecido sean del crimen organizado u otra banda de similares características, el caso es que es el segundo personaje en menos de una semana que es noticia.

En colombia, durante algún tiempo, Pablo Escobar Gaviria, lanzó ataques mortales contra la clase política, buscando negociar y expander su "negocio" de drogas y consiguió varias bajas del gobierno colombiano hasta que el presidente César Gaviria aceptó el apoyo de los Estados Unidos de Norteamérica y tendieron una trampa al capo, conociéndose ya su suerte.

Aquí en México, a lo mejor es una "moda" que se va a imponer, matando o secuestrando políticos de alta envergadura para intimidar al Estado y con ello lograr sus propósitos, claro sólo en caso de que lo de Fernández de Cabellos haya sido responsabilidad del crimen organizado.
Las autoridades de todos los niveles andan en una búsqueda intensa del señor ex candidato a la presidencia de la república por instrucciones precisas del "presiso". Andan "barriendo" todos los terrenos de Querétaro y aledaños para encontrar a alguien que posiblemente ya está rindiendo cuentas al Creador.
Si con esa voluntad se hubieran abocado a la búsqueda de justicia de los niños siniestrados en la guardería ABC, desde cuando que los culpables estarían detrás de las rejas, pero como los niños para Calderón no son importantes, pues... o si Juan Pérez hubiera sido el desaparecido, ¿andarían los de la PGR y otros con esa premura y preocupación buscándolo?
Eso indica con sobradas evidencias lo que desde hace mucho tiempo se sabe: que en México habemos ciudadanos de segunda, tercera, cuarta y hasta quinta o más en la escala de medición de los ratas corruptos del Gobierno.

Ni modo, a nadie se le desea que le pase nada malo, pero al parecer uno o unos cuantos sí tienen interés en que los políticos anden con pies de plomo, por lo que si se da como un hecho, es que los grandes personajes de la clase del poder van a contratar guardaespaldas a lo cabrón. El miedo no anda en burro, anda en limosina y carros blindados.

¿Quién sigue...?