lunes, 31 de mayo de 2010

Connotación (Edición No. 193, Colaboración)

Filósofos y agitadores
Por Rodolfo Peña Fárber
La gran mayoría de la gente ignora que lo que dice y hace diariamente está directamente influido por lo que han escrito, dicho y hecho algunos filósofos, quienes por vanidad y ambiciones personales han logrado cambiar desastrosamente el curso de la historia, contando con el apoyo constante del sionismo, sintiéndose “intelectuales” de avanzada y guías de la humanidad. Su irresponsabilidad infantil ha causado y causa daños incontables a la sociedad.

Gran parte de esa masa corrosiva de ideas perturbadoras han sido aderezadas, planeadas y organizadas para atacar a la Iglesia católica y otras religiones, que estorban a Sion en su necesidad de dominar al mundo.

Actualmente la campaña, costosísima y muy intensa, está en su apogeo, pero ha habido antes otros momentos cruciales, como el Congreso masónico de Wilhelmsbad (Alemania) del 16 de julio de 1782, en el que se impuso el programa de los “iluminados” de Baviera, que se resume en: 1.- Abolición de la monarquía y de todo gobierno ordenado. 2.- Abolición de la propiedad privada. 3.- Abolición de la herencia, 4.- Abolición del patriotismo. 5.- Abolición de la familia, del matrimonio y de toda moralidad y 6.- Abolición de toda religión. Así los filósofos se convirtieron en agitadores por medio de las logias masónicas, papel que siguen haciendo sin saber ellos mismos lo que hay detrás de todo ello, que “los iluminados” expresaron claramente como la destrucción de la civilización.

El masón sionista Anacarsis Clootz decía: “La religión es una enfermedad social que hay que curar lo más pronto posible.

Un hombre religioso es un animal depravado…Las nociones fundamentales de las religiones han hecho del hombre el ser más inconsciente y más miserable de todos los que existen. Por los errores de estos sistemas se ha convertido en un animal débil e imbécil”. Así pues, la campaña contra la Iglesia viene de muy atrás.

Piccolo Tigre. Insistiendo sobre los antecedentes y crímenes de la delincuencia y la corrupción actuales y los ataques de la campaña contra la Iglesia, citamos las pa-labras de dos personajes: Timoteo Dwight y Piccolo Tigre. Timoteo Dwight, rector de la Universidad de Yale en julio de 1798, respecto a la “revolución francesa” exclama: “Ningún interés humano, personal o nacional ha sido respectado; no se ha omitido ningún acto o sentimiento impío en contra de Dios; se ha intentado toda clase de hostilidades en contra de Cristo y su religión.

La justicia, la verdad, la bondad y la piedad y toda clase de obligaciones morales han sido pisoteadas, encarnecidas, ridiculizadas e insultadas como pueriles espantajos propios de idiotas. ¿Hemos de ver las biblias arrojadas a una hoguera y a nuestros hijos entonando cantos burlescos en contra de Dios y celebrando la ruina de su religión y la pérdida de sus “almas?”. Y en 1822, un judío askenasi con el pseudónimo de “Piccolo Tigre” recomendaba a los masones infiltrarse en las cofradías religiosas, diciendo que estaban guiadas por una devoción estúpida y decía: “Ponedlos bajo algún sacerdote virtuoso, bien conocido, pero crédulo y fácil de engañar. Infiltrad luego el veneno en esos corazones escogidos, pero en pequeñas dosis, como por casualidad.

Lo esencial es aislar al hombre de su familia, para hacerle que pierda su moralidad, que abandone sus cuidados domésticos y vaya en busca de alegrías fáciles y placeres prohibidos, para crear en él, el disgusto por la familia y la religión”. Después, el 5 de enero de 1846, “Piccolo Tigre” dice a “Nubius” (jefe masón): “Para que el viejo mundo perezca con seguridad se necesita paralizar el germen católico y cristiano y vos, con la audacia del genio os presentáis con la honda de un nuevo David para herir la cabeza del Goliat pontificio”.

La crisis actual es consecuencia directa de esas ideas.