sábado, 30 de enero de 2010

Garabateando (Edición No. 185, Columna)

Por Miguel Ruiz Cruz
Claro, primero aplicando el sentido común, segundo por medio de la experiencia nos damos cuenta de cuales son las funciones del sexo masculino y cuales las del sexo femenino. Que cuando dos seres humanos del mismo sexo, tienen relaciones íntimas están violando las normas de su propia naturaleza; luego, entonces, por medio de la lógica entendemos que esas relaciones no son normales.
Ciertamente la propia naturaleza humana con toda claridad nos enseña que su reproducción se logra esencialmente, dentro del proceso natural, mediante la copulación entre el hombre y la mujer. Que esos descendientes tienen padre y tienen madre, que los procreadores deben estar unidos por la ley del matrimonio para que los hijos gocen de legitimidad; siendo la unión del hombre y la mujer, dentro del marco legal, el verdadero significado de la palabra: matrimonio.
Pues bien, con respecto a las preferencias sexuales, les diré que, mis respetos para los homosexuales: afeminados y lesbianas, porque a pesar de sus desviaciones son seres humanos, que en vez de recriminarlos merecen nuestra comprensión; en lo que no estoy de acuerdo es en que dos seres humanos del mismo sexo deban unirse en matrimonio; porque reconozco que soy descendiente de Adán y Eva, mas no del chango; que ese Ser Poderoso que los creó, también estableció las normas para el correcto comportamiento de sus criaturas; y las personas que no respetan esas reglas es porque no se están honrando a sí mismas ni respetando a su Creador; y, simple y senci-llamente, porque tengo el don del raciocinio y por ende la capacidad para emitir un juicio.
Un modernista cuanto ilustrado periodista, de cuyo nombre no quiero acordarme, ¿sabiamente? decía, entre otras cosas, en su columna que: existen plantas intersexuales y que abundan los ayuntamientos entre los animales del mismo sexo.
Lo que no decía que tanto las plantas como los animales no razonan, que accionan de acuerdo a su propia naturaleza, que su conducta no se rige mediante leyes creadas por los hombres. Hombres y mujeres que existen por la voluntad y la creatividad del Supremo Hacedor). A los ingeniosos diputados perredistas, de la Asamblea Legislativa del Distrito Feredal, que montados en la igualdad de derecho, legislaron para que puedan matrimoniarse dos personas del mismo sexo y en la adopción de hijos, les pregunto: ¿Quién va a ser el padre y quién la madre del niño adoptado? ¿Por qué no pensaron en el daño psicológico que van a sufrir estas pobres criaturas, cuando los niños que tienen mamá y papá, y así como las personas mal intencionadas se burlen de ellos? ¿De esa manera están contribuyendo con la eugenesia?
Estos deslumbrantes servidores públicos, seguramente, creen en la teoría del británico y naturalista Charles Darwin, (1809-1882), la evolución, que el ser humano surgió del proceso evolutivo, mas no del poder creativo. Que descienden de un animal irracional llamado mono, ¿por eso la soberana brillantez de su mentalidad para tomar esa determinación? Ya nada más les faltó que la festejaran con la legislativa roqueseñal.