sábado, 30 de enero de 2010

Béisbol sin límites (Edición No. 185, colaboración)

Por Feliciano Figueroa T.
Nuevamente queridos lectores aquí estamos con ustedes hablando del fabuloso mundo del béisbol, lamentablemente y con mucha pena quiero compartirle la mala noticia sobre la muerte de unos de los grandes de todos los tiempos en México del deporte rey.
Me refiero concretamente a Francisco García Aguayo, conocido como Pancho García.Su inesperado deceso ocurrió el pasado 12 de enero. Quién no recuerda al gran Pancho García cuando en 1963 con las bases llenas le conectó tremendo jonron en la décima entrada al pitcher Eddie Fisher en el parque del Seguro Social. Francisco García Aguayo dejó un excelente legado como jugador. Descanse en paz el gran Pancho García.
Y cambiando bruscamente de tema, vaya lío en que recientemente se metió el ex tumba cercas Mark Mcgwire, ya que por fin se despojó de los pantalones cortos y se pulsó los pantalones largos, en clara alusión a que con gallardía declaró lo que ya muchos intuían sobre su consumo de esteroides u hormonas del crecimiento y con ello corrobora lo que se infería también que dichas hormonas eran las que le ayudaban a tener grandes temporadas jonroneras junto a otros mentirosos como Samuel Sosa, Rafael Palmeiro y compañía.
En ese aspecto, la telenovela apenas empieza, puesto que el pretexto de los antes mencionados es entre otras cosas, el desgaste físico, las lesiones diversas y ya hubo además repercusiones de peloteros miembros del Salón de la Fama como el relevista Goose Gossage, el Ganso.
Sobre él –el Ganso Gossage-, llaman la atención sus declaraciones cuando afirma que los récords de jonrones de Sammy Sosa, Mark Mcgwire y Barry Bonds no deberían reconocerse como tal por tramposos y que al contrario, los registros o récords de Hank Aaron y Roger Eugene Maris deben seguir vigentes.No aprenden las “nuevas estrellas” del béisbol de hoy.
La época del romanticismo del béisbol de ayer, para mala suerte, terminó. Antes era raro ver a un jugador lesionado o “desgastado físicamente” como hoy dicen.
Es más de haber lesiones ni se sabía. No las andaban pregonando.Aunque es verdad que el béisbol ha evolucionado desde aquella época hasta hoy, pero muchos lo toman de pretexto. Los héroes del béisbol, de la vieja guardia, de aquellos que dieron y dejaron todo en el terreno de juego, ni por asomo se le acercan los vedetes de hoy. La diferencia es enorme entre los grandes de antaño y los de hogaño.
Qué cochinero provoca el usar esas “drogas”, que a más de degenerar en su ética, va hasta encogimiento de sus genitales sin contar el gran daño que les provoca al corazón con peligros de infartos y en el último de los casos, hasta la muerte les llega.
Que malos ejemplos para la niñez y la juventud ya que muchos de ellos admiran a Mark Mcgwire y lo ven como un héroe, aunque hoy en día también existen peloteros que están limpios de todo y no debo generalizar. Son contados, pero los hay.
Se pueden contar con los dedos de una sola mano.Por ejemplo quién no recuerda al Gran Escupidor Ted Williams, uno de los mejores bateadores de todos los tiempos, ya que según él afirmaba tenía vista de lince. La mejor temporada del Gran Escupidor Williams fue la de 1941, durante la cual bateó .406 de porcentaje, conectó 39 jonrones y empujó 141 carreras.
Hay una anécdota sobre Williams que dice sobre una ocasión en que su manejador lo quiso “sentar” argumentando que estaba bateando mucho (arriba de .400) y que hacía muchos años nadie había tenido ese puntaje. Williams le dijo no importaba y que quería seguir jugando.
Esa vez se jugaba doble jornada, en la cual de ocho turnos pegó seis imparables, para terminar con .406; y todo ello lo consiguió de modo natural, sin hormonas o esteroides.
Recuerde que jugar béisbol da salud. Practique el juego como algo cotidiano. Un fuerte abrazo y hasta la próxima.