Los Óscar...de Guaymas
Políticos coprófagos
Carnaval de Guaymas, ¿para qué?
Políticos coprófagos
Carnaval de Guaymas, ¿para qué?
Por Ventura Cota y Borbón III
Durante la administración oligárquica y cuasi autoritaria de Carlos Zataráin González, hoy por hoy aún “flamante representante” del distrito 04 allá en el Congreso de la Unión; una de las dolencias que padecimos en dicho desgobierno fue precisamente en el rubro de seguridad pública.
Zataráin González, obcecado en mantener a su jefe de Policía y Tránsito Municipal, el orate abogado Óscar Barragán Valdez, a pesar del reclamo popular y del daño que a su “carrera política” le hacía, permitió con su permanencia –la de Barragán-, que hiciera y deshiciera en el puerto.
Óscar Barragán Valdez, en pocas palabras, jugó impunemente con lo institucional de ese puesto. La connivencia de que hacía objeto a un grupo muy identificado de sus elementos, para fortuna de los guaymeños, quedó en el pasado, aunque no el perjuicio causado.
Hoy, a casi dos y medio de años de lo sucedido y anteriormente narrado, estamos al parecer pasando por lo mismo.
Para mala fortuna de la población el actual comandante de policía y jefe supremo de las fuerzas vivas de ese departamento de seguridad, Óscar Villa Encinas, se presume está emulando a su tocayo antecesor.
Este medio de comunicación en su conjunto con un importante sector de la sociedad, le brindaron al apoyo cuando el entonces presidente electo, Antonio Astiazarán Gutiérrez lo mencionó como posible encargado de la seguridad de los porteños. En su momento lo manifesté en una columna, por su trayectoria, su nombramiento sería la cereza que coronara el pastel.
Sin embargo su desempeño de un tiempo a la fecha ha dejado mucho qué desear, de acuerdo a un grupo de regidores –Norma Castro, Manuel Ramos y Víctor Pérez-, que solicitan sea removido de su cargo.
En múltiples ocasiones y en pláticas personales, el señor Óscar Villa Encinas prometió, es más juró que no fallaría a la confianza depositada en él por todos aquellos que creían y tenían la fe puesta en su persona.
Francamente, muchos están decepcionados de su proceder irregular, equívoco y sobre todo hasta en ocasiones soberbio.
Los delitos de todos tipos, para mala fortuna de este puerto, se han incrementado considerablemente a pesar de lo que se declare o se informe a la superioridad.
No se puede ocultar lo evidente. Los robos en todas sus modalidades, las violaciones, los crímenes (algo inaudito para Guaymas: 15 en el 2008, incrementó 400%) y otras muchas situaciones más, dicen que el encargado de velar por la seguridad en el puerto, no está haciendo bien su labor.
Villa Encinas, es una persona que posiblemente llegó al cargo con buenas intenciones, pero los hechos ahora lo condenan como alguien que no hace respetar ni respeta la ley. ¿La ley? Ésta se subasta al mejor postor y la balanza se inclina dependiendo de quienes echen los billetes más grandes al cajón de esos hampones, supuestamente encargados de impartir justicia y velar por los intereses de la sociedad. Pero ese es otro tema.
Villa Encinas debe pensar que es el último tramo de su vida como funcionario y como tal debe actuar: funcionar. Las recientes demandas en su contra para que abandone el puesto, deberían ponerlo seria-mente a pensar que el horno no está para bollos.
Finalmente las ilegalidades que resulten de su proceder (si acaso las hay), pueden volverse en su contra y perjudicarlo enormemente dejándolo en su paso por la historia de Guaymas como uno más del montón, pero sobre todo, como un delincuente que tuvo la oportunidad de mostrarse honesto y eficaz en su servicio a la comunidad pero que desaprovechó –cuando menos hasta hoy-, o está desaprovechando.
Desconozco en qué terminará este lío por el que atraviesa Villa Encinas, pero lo que sí puedo asegurar, es que el comandante municipal a juicio de muchos está obrando erróneamente quién sabe por órdenes de que persona, no obstante su tiempo está por acabarse e insisto aún tiene forma de remediar ese entuerto.
Don Óscar Villa si de algo sirve esta sugerencia: NO NOS DECEPCIONE.
PASANDO A OTRO TEMA fastidioso. Ya llegaron nuevamente los políticos y sus enfadosas diatribas dirigidas unas contra otros y viceversa.
La población común y corriente, aquella a la que nos molesta el mitote de los políticos, tenemos de nuevo que aguantarlos.
Francamente en lo personal me harta tanta falsedad, hipocresía y poca imaginación de la mayoría de esos seres con privilegios para robar, timar y mentir. Y desafortunadamente cada tres años o seis, según sea el caso, hay que soportar la verborrea inútil para el pueblo de parte de esos vividores de la ubre oficial.
Lo peor de todo eso es que son los mismos de siempre. El apotegma de don Francisco I. Madero, tan ofendido, manoseado y violentado las más de las veces, se lo pasan por el arco del triunfo: “Sufragio efectivo, No reelección”. Un simple cambio de lugar del signo gráfico llamado coma, es suficiente para que pierda validez dicha frase. Ahora dicen los vividores políticos para justificar su atropello que es: “Sufragio efectivo No, Reelección Sí”.
Sumado a que veremos las mismas caras, de pilón tenemos que financiarles sus arrebatos de locura.
Durante la administración oligárquica y cuasi autoritaria de Carlos Zataráin González, hoy por hoy aún “flamante representante” del distrito 04 allá en el Congreso de la Unión; una de las dolencias que padecimos en dicho desgobierno fue precisamente en el rubro de seguridad pública.
Zataráin González, obcecado en mantener a su jefe de Policía y Tránsito Municipal, el orate abogado Óscar Barragán Valdez, a pesar del reclamo popular y del daño que a su “carrera política” le hacía, permitió con su permanencia –la de Barragán-, que hiciera y deshiciera en el puerto.
Óscar Barragán Valdez, en pocas palabras, jugó impunemente con lo institucional de ese puesto. La connivencia de que hacía objeto a un grupo muy identificado de sus elementos, para fortuna de los guaymeños, quedó en el pasado, aunque no el perjuicio causado.
Hoy, a casi dos y medio de años de lo sucedido y anteriormente narrado, estamos al parecer pasando por lo mismo.
Para mala fortuna de la población el actual comandante de policía y jefe supremo de las fuerzas vivas de ese departamento de seguridad, Óscar Villa Encinas, se presume está emulando a su tocayo antecesor.
Este medio de comunicación en su conjunto con un importante sector de la sociedad, le brindaron al apoyo cuando el entonces presidente electo, Antonio Astiazarán Gutiérrez lo mencionó como posible encargado de la seguridad de los porteños. En su momento lo manifesté en una columna, por su trayectoria, su nombramiento sería la cereza que coronara el pastel.
Sin embargo su desempeño de un tiempo a la fecha ha dejado mucho qué desear, de acuerdo a un grupo de regidores –Norma Castro, Manuel Ramos y Víctor Pérez-, que solicitan sea removido de su cargo.
En múltiples ocasiones y en pláticas personales, el señor Óscar Villa Encinas prometió, es más juró que no fallaría a la confianza depositada en él por todos aquellos que creían y tenían la fe puesta en su persona.
Francamente, muchos están decepcionados de su proceder irregular, equívoco y sobre todo hasta en ocasiones soberbio.
Los delitos de todos tipos, para mala fortuna de este puerto, se han incrementado considerablemente a pesar de lo que se declare o se informe a la superioridad.
No se puede ocultar lo evidente. Los robos en todas sus modalidades, las violaciones, los crímenes (algo inaudito para Guaymas: 15 en el 2008, incrementó 400%) y otras muchas situaciones más, dicen que el encargado de velar por la seguridad en el puerto, no está haciendo bien su labor.
Villa Encinas, es una persona que posiblemente llegó al cargo con buenas intenciones, pero los hechos ahora lo condenan como alguien que no hace respetar ni respeta la ley. ¿La ley? Ésta se subasta al mejor postor y la balanza se inclina dependiendo de quienes echen los billetes más grandes al cajón de esos hampones, supuestamente encargados de impartir justicia y velar por los intereses de la sociedad. Pero ese es otro tema.
Villa Encinas debe pensar que es el último tramo de su vida como funcionario y como tal debe actuar: funcionar. Las recientes demandas en su contra para que abandone el puesto, deberían ponerlo seria-mente a pensar que el horno no está para bollos.
Finalmente las ilegalidades que resulten de su proceder (si acaso las hay), pueden volverse en su contra y perjudicarlo enormemente dejándolo en su paso por la historia de Guaymas como uno más del montón, pero sobre todo, como un delincuente que tuvo la oportunidad de mostrarse honesto y eficaz en su servicio a la comunidad pero que desaprovechó –cuando menos hasta hoy-, o está desaprovechando.
Desconozco en qué terminará este lío por el que atraviesa Villa Encinas, pero lo que sí puedo asegurar, es que el comandante municipal a juicio de muchos está obrando erróneamente quién sabe por órdenes de que persona, no obstante su tiempo está por acabarse e insisto aún tiene forma de remediar ese entuerto.
Don Óscar Villa si de algo sirve esta sugerencia: NO NOS DECEPCIONE.
PASANDO A OTRO TEMA fastidioso. Ya llegaron nuevamente los políticos y sus enfadosas diatribas dirigidas unas contra otros y viceversa.
La población común y corriente, aquella a la que nos molesta el mitote de los políticos, tenemos de nuevo que aguantarlos.
Francamente en lo personal me harta tanta falsedad, hipocresía y poca imaginación de la mayoría de esos seres con privilegios para robar, timar y mentir. Y desafortunadamente cada tres años o seis, según sea el caso, hay que soportar la verborrea inútil para el pueblo de parte de esos vividores de la ubre oficial.
Lo peor de todo eso es que son los mismos de siempre. El apotegma de don Francisco I. Madero, tan ofendido, manoseado y violentado las más de las veces, se lo pasan por el arco del triunfo: “Sufragio efectivo, No reelección”. Un simple cambio de lugar del signo gráfico llamado coma, es suficiente para que pierda validez dicha frase. Ahora dicen los vividores políticos para justificar su atropello que es: “Sufragio efectivo No, Reelección Sí”.
Sumado a que veremos las mismas caras, de pilón tenemos que financiarles sus arrebatos de locura.
¡Qué flojera! En la palestra de nuevo Heriberto Lizárraga, Juan Manuel Sauceda, Petra Santos, Carlos Zataráin, Ernesto Gándara, Alfonso Elías, Guillermo Padrés, Rogelio Garayzar y otros cientos de tantos sátrapas más que también andarán en la búsqueda del hueso que les mate el hambre un trienio o un sexenio.
Por algo dice la vox populi que el mejor político es el que está muerto. Bajo tierra ya no puede hacer daño.
Es verdad que existen las excepciones y que no todo está podrido, pero son los menos.
En fin, si ya aguantamos varios siglos de dominación, vejaciones y robos, qué más da soportar otro tanto; pero como dicen por ahí: la política es el “arte” de volverse coprófagos, no hacer gestos y disfrutar el excremento ingerido. ¡Bien por ellos…!
Y YA PARA ACABAR, como dice la OLIVIA, qué objeto tiene que se lleve a cabo el Carnaval este 2009.
Como todo mundo sabe, la situación no está boyante como para dejar el dinero en manos de las cervecerías, palenqueros, juegos mecánicos, de azar, bailes y otras tantas “diversiones” que lo único que acarrearán será más fregadez a la población.
Aunque se moleste mi estimado Antonio, el popular Chorizo, no creo que en el 2009 haya razón de que estas carnestolendas se llevan a cabo. Un año sin carnaval no representa nada…al menos para muchos que sabemos lo que significa esta fiesta.
Ni modo, el que es buey hasta la coyunda (¿o la coyunta) lame. He dicho
Acápite: “¿Dónde están los viejos que nos contaban cuentos…? Ellos ya se fueron; ahora nosotros somos los viejos que contamos cuentos…”. Un adiós para mi tía Teresa Borbón López, fallecida el viernes 23 de enero próximo pasado. De diez hermanos que eran, sólo cuatro quedan. Dios la reciba en su Santo Seno y brinde salud al resto de mis tíos.