jueves, 15 de noviembre de 2007

Motu Proprio (Edición 132)

Por Ventura Cota y Borbón III
Gracias a Dios por todo
Buque motor Clipper Lake: ¡uff…¡
http://sinlimiteavante.blogspot.com
Quisiera compartirles algo muy personal amigos lectores, brindando respuesta a ciertos comentarios irracionales de parte de algunos detractores, los cuales, obviamente sabrán de inmediato que ésta –la respuesta-, va dirigida a ellos. Naturalmente abusando de su amabilidad en dispensarme la lectura de este remedo de columnista, por lo tanto, sin preámbulo, aquí voy:

En 1984, cuando estaba estudiando la preparatoria en la escuela Hermanos Flores Magón, se presentó en el aula de clases una persona que iba en representación del Instituto Mexicano del Seguro Social y buscaba entre el alumnado a alguien que quisiera trabajar como ejecutor-notificador en la recién inaugurada oficina para cobros en Guaymas. En ese tiempo me encontraba sin empleo y al otro día me presenté con el jefe de personal.

Rápidamente, después de repasar cursos sobre cobranza a través de métodos ejecutorios, algunos exámenes y aprender del Código Fiscal de la Federación, fui contratado. Esa relación laboral estuvo vigente durante 11 años. El 13 de febrero de 1995 presenté mi renuncia porque me ofrecieron trabajo en una agencia consignataria de buques y al siguiente día, ya estaba laborando como ayudante del encargado de operaciones en la atención a los buques.

En esta empresa, por el trato constante con personas de todo el mundo, aprendí muchas cosas, entre otras, saber de la riqueza cultura, formas de vida, artes culinarios de varios países del mundo; pero lo más importante, otros idiomas –cuando menos a decir buenos días-, y por necesidad tuve que aprender inglés.

Allí estuve cerca de 7 años y se terminó la relación laboral debido a la muerte del dueño de la empresa. Una persona que en lo particular aprecié mucho porque siempre fue muy humano en el trato. Su nombre capitán Erich Verlin de nacionalidad sueca, se portó ley con su personal. Generoso y amigable. Francamente su muerte, ocurrida en marzo del 2001, me dolió bastante. Nos liquidaron y debo decirlo con honor a la verdad: muy bien.

Con ese dinero –de la liquidación-, pude establecer un negocio de abarrotes que nos dio para vivir y paralelamente a éste, estaba encargado del tobogán de Don Ramón. Ese lapso duró desde junio de 2001 hasta febrero de 2002. Y qué curioso, también el negocio de Don Ramón, después de intentar levantarse con una franquicia, no lo logró, quebrando y hoy en la actualidad luce unas ruinas a la salida norte de la ciudad, pero esa es otra historia.

Para febrero de ese año 2002, visité a Esteban Terrazas Aguirre, propietario de este medio de comunicación, a quien conocía desde que yo era un niño y le pedí trabajo. Inmediatamente me contrató como coordinador de la revista. En esas fechas Guillermo Urías fungía como director de la misma.

Cuando llegue a trabajar a Sin Límite Avante, iba en la edición No. 20. Para la edición No. 23, me nombraron director. No sé si tenía méritos o no, el caso es que acepté el reto.

Tomé la dirección y llueva o truene, la revista desde entonces aparece a la luz del público cada quincena. Ininterrumpidamente ha sido así desde el No. 20 hasta esta que es el 132.

Pues bien, desde esa fecha hasta hoy, además de estar en la revista, también tengo la fortuna de que tres empresas que se dedican al negocio de los buques, me contratan cotidianamente para que les atienda sus barcos. Siempre tengo mucho trabajo, y por ello debo dar gracias a Dios, ya que otros que no son tan afortunados, lamentan su situación en ese respecto.

Lo más curioso de todo esto, es que pocos somos los que tenemos el privilegio de hacer lo que nos gusta y además que nos paguen muy bien por ello.

Como director de la revista he aprendido mucho de todo. Relaciones públicas, diseño, formato, revisión ortográfica y todo lo que involucre a ésta desde que empieza su formación hasta que sale a venta. También es justo y menester de hombre bien nacido, agradecerle al dueño que me permita trabajar en otros quehaceres, obvio sin descuidar mis obligaciones para con esta empresa.

Todo se puede cuando se quiere. Y no es ambición, es necesidad de trabajar para poder sacar adelante a la familia. Cuando tengo mis descansos, que aunque parezca imposible, éstos se dan, comento con mi esposa e hijos que tengo que estar agradecido con la vida porque me ha dado tanto, quizá mucho más de que merezco.

En este momento en que escribo esta columna, estoy precisamente atendiendo un buque que se llama “Clipper Lake”, de nacionalidad china y que viene a descargar casi doce mil toneladas de fertilizante a Guaymas.

Me gustan los retos y sobre todo cuando éstos se cumplen, incluso contra cualquier eventualidad, llega la satisfacción espiritual y económica. Este buque presentó muchos problemas desde que fue nominado a traer la carga a este puerto.

Cuando salió de Yantai, en China, lugar desde donde trae la carga, a los cinco días de navegación, murió su capitán. Fue bajado en Topolobampo, primer puerto que tocó en su descarga y me tocó tratar al nuevo comandante de la nave. Cosas raras del negocio. No es el primer muertito que me toca como agente.

El problema o “maldición” como dicen los chinitos de abordo, no acabó allí. Una de las grúas no quiso funcionar y nos ha retrasado la descarga en cerca de 72 horas. Bastante tiempo para ese tipo de embarcaciones, lo que representa miles de dólares en pérdidas. Pero espero en Deo, que para cuando este ejemplar esté en sus manos, el buque en mención ya haya terminando e incluso ya esté en ruta de navegación hacia Pórtland, Estados Unidos que fue a donde se despachará. Así es este negocio.

Así es que amigos detractores, habladores, calumniadores y cobardes escondidos en el anonimato, sepan que gracias a Dios, a mis patrones y a mis trabajos, mis ingresos son más que suficientes para no andar mendigando una miserable dádiva con nadie, mucho menos con los políticos.

Pasando a otro tema más agradable, quiero decirles amigos que a partir de esta edición, ya podrá encontrarnos en el Internet. Usted puede acceder a nuestra página en el siguiente enlace o link http://sinlimiteavante.blogspot.com; desde luego agradeceremos sus comentarios, críticas o incluso mentadas de progenitora. He dicho.

Acápite: Una agradecimiento muy especial al buen amigo Hermez Lachica Ceballos, quien se dejó venir desde Topolobampo, Sinaloa, para brindarme su apoyo en la atención a este buque “Clipper Lake” y que en conjunto podamos lograr que por fin termine con bien. Un abrazo.