Columna Motu
proprio de Ventura Cota y Borbón III
El barco
camaronero “Mariano Pérez X”, sucumbió ante la negligencia de alguien;
lamentablemente esa desidia dejó un saldo de cinco pescadores muertos.
A estas
alturas no hay elementos suficientes como para responsabilizar a alguien en
concreto. Es decir, ponerle nombre(s) al (los) causante(s) de la tragedia –descartando
a Newton-, ya es ocioso; sin embargo y aunque suene contradictorio, sí es
imperativo deslindar de tal acto a quienes podrían ser culpables de la desventura.
El Capitán
de Puerto de Mazatlán especula –así debe decirse-, que en virtud de la experiencia
del patrón del barco siniestrado de apellido Elenes, en su opinión se “confió y de manera temeraria intentó ganarle
al fenómeno meteorológico…”.
Pero, presuntamente hay evidencias que
muestran la insensibilidad de un funcionario –éste también Capitán de Puerto de
Los Cabos, BCS-, al negar el permiso a la nave, argumentando el mal servidor
público, que no es un puerto de refugio, por ser de turismo…[sic].
De ser
ciertas ambas elucubraciones, es decir si la experiencia del capitán del barco camaronero
le hizo confiarse y arriesgarse, ya no hay remedio. De ser cierto que se le
negó amparo por parte de la autoridad portuaria; él debió desobedecer y atracar
aunque después hubieran llegado las sanciones. Era cuestión –como lo fue al final-,
de vida o muerte.
Lo que sí
debe ser un hecho, es que la autoridad correspondiente debe investigar y
deslindar responsabilidades; y en caso de existir un culpable, proceder en
consecuencia y sentar precedentes para que de presentarse de nuevo esa
situación, quienes son responsables de áreas tan importantes como lo son precisamente las capitanías de puertos, la piensen antes de emitir órdenes
que deriven en consecuencias lamentables.
Cinco
muertos es el saldo conocido de Newton, demostrando una vez más que contra
natura no se debe jugar.
He dicho.