Motu proprio de Ventura Cota y Borbón III
La gobernadora Claudia Pavlovich
Arellano presentó hace un par de días un plan o proyecto “mágico” para combatir
la delincuencia. Ella y sus allegados lo mencionan casi como la panacea con la
cual va a disminuir –que no acabar, eso está en chino–, los actos delictivos.
El programa que ya lo implementó
hace tiempo el gobierno de Guanajuato se denomina pomposamente Centro de Comando, Comunicación, Control, Coordinación e Inteligencia, para no
hacernos bola (C5I). Es el proyecto sexenal de la señora Pavlovich y como todos
sus antecesores, algo de ruido deben hacer para tratar de impresionar a sus
gobernados.
Para los especialistas en materia
de seguridad pública, la millonaria inversión que se pretende con el proyecto
de marras, no compensará en mucho a quienes va dirigido: un pueblo que ha
sentido el rigor inconmensurable de la violencia que día a día se ve reflejada
en la cotidianidad.
Asesinatos, robos a casa habitación, a carros, extorsiones, levantones, plagios (no de tesis precisamente), un sinfín más de hechos delincuenciales que
son las noticias con las que nos enfrentamos diariamente y sobre todo,
creciendo en grado exponencial, al grado –valga la redundancia–, que ya no
sabemos de quién cuidarnos.
Para una parte muy importante del
pueblo sonorense, la Gobernadora es una mujer de buenas intenciones; sin
embargo no es con bonhomía como se dirigen los destinos de una Estado, sino con
hechos efectivos.
Por tanto no será con decretos o planes plagados de buenas
voluntades como se combatirá a la malandrinada. La clave para intentar bajar medianamente y de forma precaria los índices de inseguridad, no sólo en Sonora, sino en el país entero, es
atacar de frente, con firmeza y sin disimulo a la CORRUPCIÓN y a la “sociedad”
o connivencia que muchas de las veces de da entre los pillos y algunas
autoridades.
No, si hasta eso que la ley, la
que está escrita en los diversos libros que la portan, es buena y puede hasta
ser efectiva; no obstante, lo malo llega cuando un juez por “tecnici$mo$
legale$” se la pasa por los redaños y el delito se convierte en una estadística
más.
Insisto, mientras la corrupción y
la alcahuetería estén presentes en quienes deben ofrecer justicia, cualquier
programa por más inteligente y moderno que se implemente, será una falacia y el
fracaso se verá a corto plazo. No será este C5I el que acabe con los
delincuentes. Es más fácil que los hampones acaben por imponerse a él. El
dinero es efectivo.
Por algo alguien por ahí decía
que más que temerle a la justicia, hay que sentir temor de la injusticia.
Tiempo al tiempo.
He dicho.