El comisionado para la seguridad en Michoacán, Alfredo
Castillo, lanzó un ultimátum: el próximo 10 de mayo todos los integrantes de
las autodefensas de la entidad deberán desarmarse. El anuncio generó una
reacción airada de los grupos de ciudadanos que se armaron para defenderse del
crimen organizado, quienes le reviraron con otro plazo perentorio: ese mismo 10
de mayo el gobierno federal debe cumplir su compromiso de limpiar al estado de
delincuentes, y si así no fuera, sentencia José Manuel Mireles, el líder de
Tepalcatepec, “que no nos ayuden pero que no nos estorben”. Y si las cosas no
cambian, el propio Mireles entrevé un horizonte de insurgencia social
APATZINGÁN, Mich. (Proceso).- La situación en
la Tierra Caliente michoacana se tensó aún más luego de que las autodefensas
rechazaran el plan de desarme lanzado por el comisionado de seguridad, Alfredo
Castillo Cervantes, quien puso como plazo el 10 de mayo.
El martes 8 más de mil autodefensas desarmados, a bordo
de decenas de vehículos, formaron una caravana para mostrar su fuerza ante las
amenazas del gobierno de Enrique Peña Nieto de desarmarlos en las cien
poblaciones donde ya tienen presencia.
Agregó que si el gobierno federal no cumple su tarea
constitucional de dar protección y justicia a la ciudadanía, el fenómeno de las
autodefensas se reproducirá en otros estados, creando las bases de una
insurgencia social; adelantó que ciudadanos de Nuevo León, Zacatecas, Puebla y
Quintana Roo ya le han pedido ayuda para formar sus propios grupos.
Ese mismo martes 8 Peña Nieto viajó a la capital del
estado y al municipio de Chilchota acompañado del gobernador de Michoacán,
Fausto Vallejo, quien se mantuvo en un discreto segundo plano, mientras Mireles
rechazaba las afirmaciones gubernamentales de que la entidad está en paz y ya
recuperó la tranquilidad.
“Cueste lo que cueste y sin importar lo que se tenga que
hacer para hacer valer y respetar el estado de derecho, se le brindará
seguridad y tranquilidad a Michoacán”, sostuvo Peña Nieto en Chilchota, donde
no aludió a la detención del exgobernador interino Jesús Reyna por sus
presuntas relaciones con Los Caballeros Templarios.
Al mismo tiempo Mireles insistía en los temas de
inseguridad y violencia. “El estado sigue siendo un infierno, Michoacán está en
llamas. Dos días después de que Castillo anunció el desarme comenzaron a rondar
automóviles con hombres encapuchados y armados. Es gente de Los Zetas y del
Cártel del Golfo que quiere regresar. Si dejamos las armas nos van a matar”,
dice en entrevista con Proceso.