martes, 21 de enero de 2014

¡Estás loco…!

Ventura Cota Borbón
Alejandro Dumas Sr.
Aunque es un libro editado originalmente en 1996, “Amores de segunda mano”, apenas cayó a mis manos y los once cuentos irredentos del autor –Enrique Serna. Nada qué ver con el ignorante e insulso comentarista de futbol, ex de Televisa-, me han fascinado a grado tal que, pensé en cuánto desperdicio haberlo dejado a la deriva en un cajón.

La verdad, si fuera escribano, me hubiera gustado tener su estilo y sobre todo, sus ideas. ¡Mira qué imaginación! ¿O realidad oculta?, violar a una anciana en estado casi mortis, abusando de su condición –la de él-, como sacerdote y pretextando una extremaunción, que es precisamente cómo titula ese primer cuento.

Serna, tengo entendido no es un escritor prolífico, sin embargo, su obra, es vasta y suficiente para sumergir a cualquiera en una vorágine de lecturas que te obliga a no soltar el vademécum, casi hasta literalmente devorarlo. De hecho, en lo personal, como regularmente me gusta disfrutar de una buena lectura sentado en ¡la taza del baño!, casi se me entumecieron las “ignacias” por “clavarme” en tres cuentos alalimón.

Precisamente centrado estaba en esa lectura –ya no en el excusado, sino en mi oficina-, cuando llega un buen amigo y me cuestiona sobre el autor. No lo conozco, le dije, sin embargo, lo recomiendo.

A mí, me dijo, me gusta leer a Dumas.

-¿Cuál de los dos? Pregúntole…

-¿Hay dos…?

Exquisitamente franceses y enormes literatos. Sobre Alejandro Dumas padre, inolvidable su obra “Los tres mosqueteros”, de facto, una de las más reconocidas entre las 300 que se le conocen.

En cambio, sobre Alejandro Dumas hijo, aunque lo he leído poco, su autobiografía “El hijo natural” me llama la atención por su reflexiva teoría de los padres engendradores e irresponsables. Mas, “La dama de las Camelias”, fue un pretexto muchas veces empleado durante mi clase de literatura en la preparatoria del Colegio Ilustración para que a mis alumnos supieran de las diferencias entre mismas especies, en obvia referencia a las camelias blancas y rojas.

Entonces, le dije, ¿la verdad a quién has leído?

A ninguno de los dos, pero siempre he tenido fascinación por la gente europea sobre todo de blanca, muy blanca tez… y ese…esos Dumas, debieron ser impresionantes.

Esbocé una leve sonrisa y le dije: De nuevo te equivocas. Los Dumas –padre e hijo-, son negros. Uno más que otro, pero negros.
¡Estás loco…! Y sin ocultar su incredulidad, abrió el Google en su celular y lo comprobó.

Resumiendo, recomiendo a Enrique Serna, ah y también a los Dumas, aunque sean mulatos.