Por Ventura Cota y Borbón III
Por esta ocasión voy a dejar a un lado los “sesudos análisis” políticos y permitiré que los expertos naveguen en el mar de la especulación, mientras tanto quiero platicarles sobre tres anécdotas que he leído en alguna etapa de mi vida. Sin preámbulos, entremos en materia.
“Bacause my balls”
Durante una visita de estado a la nación norteamericana por parte de una delegación mexicana en la que iba la maestra Elba Esther Gordillo Morales, se cuenta lo siguiente:
En el encuentro entre la secretaria de Estado Madeleine Albright y la lideresa del SNTE, la primera cuestiona amablemente a la segunda, obvio con traductores de por medio ya que Albright no habla español y Gordillo apenas lo entiende.
- ¿Señora Gordillo, por qué nunca usa faldas o vestido en ceremonias protocolarias oficiales?
La Gordillo simplemente contesta:
-"La razón es simple, si uso faldas serán muy notorias mis “pelotas”. Dando a entender la vulgar profesora, que era una mujer de redaños, bríos, o testículos.
El encargado de traducir la conversación un poco apenado sólo dijo:
-“She said because my balls”.
Lacónico en su respuesta y la Secretaria de Estado norteamericana, inteligente como siempre ha sido, entendió y simplemente sonrió.
Charlie Chaplin y su “doble”
En 1948, la compañía Artits & Singers de New York, convocó a un concurso para encontrar al “doble” de Charles Chaplin -en ese tiempo un ícono de la comedia mundial-, con el objeto de quien fuera más parecido físicamente al Mimo inglés, se le premiaría con una cantidad de doscientos dólares además tendría la oportunidad de conocer a su imitado.
Se presentaron cerca de 150 émulos de Sir Charles Chaplin al concurso y después de ciertas pruebas, contando por supuesto preponderantemente la apariencia más cercana al famoso artista, llegaron a un veredicto.
Rommel Cornstell obtuvo el primer lugar y aunque usted no lo crea, el propio CHARLES CHAPLIN, se quedó con el segundo puesto.Para jugarles una broma, se presentó al concurso de incógnito, se registró y el resultado ya lo saben…
Ni él mismo pudo igualarse.
“Seguramente se lo merecía”
El presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt tenía una teoría sobre las personas a quienes presentan por primera vez y se conocen intercambiando nombres, argumentando el primer mandatario, que pocos son quienes ponen atención a su interlocutor, es decir es un acto mecánico.
Para probar dicha hipótesis, se propuso invitar a la Casa Blanca a una cena a ochocientas personas.
Mientras iban llegando, su Secretario presentaba al presidente y ellos le decían su nombre, creyendo que él les decía el suyo, cuando realmente al extender la mano murmuraba casi inaudiblemente lo siguiente:
-“Esta noche asesiné a mi abuela” y siempre le contestaban: “Mucho gusto Sr. Presidente”.
Y así estuvo con casi todos los invitados, murmurando la misma frase: “Esta noche asesiné a mi abuela”, hasta que uno de ellos entre ochocientos que entraron le respondió:
“Señor Presidente, seguramente se lo merecía…”.
Que tenga usted un excelente viernes, que yo me encargaré por hacer lo propio para tenerlo igual. Dios los bendiga.