Por Ventura Cota y Borbón III
El 24 de enero de 2000 murió Erich Verlin Linde, quien durante ocho años fue mi patrón y en ese lapso, se comportó excelentemente. Una fina y muy justa persona, quien tenía un dicho muy propio: “Puesto que ustedes –sus empleados-, son quienes me producen el bienestar y la riqueza con su invaluable trabajo, lo justo es que les comparta algo de lo mucho que me dan”, y no eran habladas, con hechos nos lo demostró infinidad de veces. Pagaba bien, muy buenas prestaciones y comportamiento de amigo.
El capitán Verlin, era el dueño de la empresa Scanbrokers, SA de CV, en la que me inicié como agente consignatario en 1993 y fue quien me dio la oportunidad de aprender muchas cosas de las que ahora sé, conozco y puedo desarrollar. De hecho nunca me he ido de esa profesión, permanezco por que es un trabajo que me gusta e incluso haría sin recibir remuneración, mas si me pagan por ello, pues mejor.
El día que murió, yo estaba a bordo de un buque chileno llamado “Vicuña”, y francamente me dolió bastante su óbito, ya que además de su desaparición física, con ella asumimos quienes trabajábamos para él, que la empresa se iba a acabar. Sus hijos no quisieron seguir el camino de su padre y llegó el momento de la liquidación, ésta por cierto, muy generosa.
Para que se den una idea, el capitán Verlin me permitió desarrollar otras labores paralelas a la de agente consignatario. En mi tiempo libre, cuando no atendía buques, lo dedicaba a un negocio que yo tenía y él cubría mi sueldo íntegro aunque sólo laborara dos o tres días a la quincena. En justicia debo decir lo mismo de mi actual patrón, quien me permite también trabajar en otras cosas, siempre y cuando no desatienda la revista.
En realidad son pocos los casos en los que un patrón es justo y reconoce en sus empleados a quienes debe en parte algo de su bienestar. Erich Verlin Linde, era uno de ellos. Nació en Suecia, pero su vida transcurría entre México, Inglaterra y su país natal. Sabía para qué servía el dinero.
Hoy se cumplen 12 años de su ausencia y quise recordarlo. Un patrón como él, jamás encontraré, sinceramente dicho esto sin chanfle para nadie.