Por Ventura Cota y Borbón III
Cuando el --hoy vilipendiado--, ex gobernador
Guillermo Padrés Elías asumió la
jefatura del Estado, nunca pensó que su sexenio terminaría de modo tan desafortunado.
A menos, que desde su asunción al poder, haya planeado deliberadamente todos
esos atracos de los que ahora él y su grupo de colaboradores son acusados.
Y a pesar de toda la parafernalia mediática y
cruce de señalamientos entre panistas y priistas, muchos pensamos que el oriundo
de Cananea saldrá sin raspones.
Realmente son pocos los políticos de altos
vuelos que han sido sentados en el banquillo y ajusticiados, he allí la razón
por la que al sentirse bajo la égida de la impunidad, la comisión de cualquier
delito les vale nada.
Es una regla no escrita que políticos de
cualquier nivel se conviertan en ATRACADORES del erario. A través de la
historia, en el país, las entidades federativas e incluso en los ayuntamientos
las arcas son vaciadas y dejado el compromiso en manos de su sucesor y como si
fuera una máxima obligatoria, el que llega hace lo mismo para seguir completando
el círculo que desde décadas se convirtió en un acto endémico.
Desde un principio, este émulo de escribidor
ha sostenido que todo el escándalo que se ha armado por parte de la Gobernadora
en contra de Guillermo Padrés, sólo forma parte de una estrategia dirigida a
calmar ánimos exacerbados por la actuación tan inverecunda del sujeto de marras
y su cáfila de presuntos LADRONES.
En México como en las caricaturas, la
realidad con la ficción es una mezcla aceptada y siempre al pueblo lo fusionarán en ese vodevil que cada trienio o sexenio, según sea el
caso, nos toca presenciar y al ser eso: un circo, sabemos que nada pasará.
Ojalá Claudia Pavlovich calle muchas bocas
y proceda realmente contra su antecesor. En lo que respecta a mí, que dudo de
tal acción, estoy dispuesto a ofrecer la disculpa que haga falta. Pero para
ello, primero la señora debe demostrar que bajo sus faldas hay redaños
suficientes para silenciar a los detractores.
He dicho.