sábado, 14 de noviembre de 2015

Se lanzó del quinto piso

Ventura Cota y Borbón III

¿Qué es realmente lo que hace a una persona atentar en contra de su propia vida? Creo que esa respuesta ni los profesionales de la medicina del campo de la psiquiatría la sabe con exactitud.

En lo personal, viví muy de cerca una situación de suicidio.

El comportamiento de quien pretende auto dañarse es extraño, pero a veces muy peculiar. Con su actitud te dice lo que va hacer y muchas veces esa “señales” no se comprenden hasta que ya es muy tarde.

La persona de quien me voy a referir, hace aproximadamente unos 24 años se lanzó de un quinto piso y poco antes de hacerlo, se despidió –literal-, de la mayor parte de sus familiares y amigos.

Su carácter era retraído, poco sociable, pero siempre, desde niño ése fue su comportamiento.


La fatídica mañana del 21 de marzo como a las siete estábamos en el porche mi madre (EPD) y yo tomando café, cuando de pronto llegó un niño muy agitado y a bocajarro me dijo: “Ventura, mi tío se cayó…”. Así, simplemente ése fue su mensaje.

Sabía que ellos vivían en un departamento de los multis del Issste, mas ignoraba en cuál piso. Por ello, le dije a mi madre que llamara a una ambulancia.

Me fui siguiendo al niño (sobrino del suicida) y al llegar al lugar –atrás del multi-, vi el cuerpo de mi amigo.

Una de sus hermanas, atrás de la cerca me gritaba que le tomara el pulso [sic]. ¿Cuál pulso? Si su cabeza estaba destrozada y sus manos fuera del lugar donde deberían estar.

Aun así, levanté su cuerpo y lo abracé…inerte. Fueron unos minutos después que me cayó el “veinte” y lloré por él.

Después empezó a llegar la gente, la autoridad se tardó cerca de media hora y ya para entonces, me agarró un temblor corporal.

Al día siguiente, cuando su cuerpo fue depositado en la funeraria para velarlo, sólo cuatro personas estábamos acompañándolo. Su familia llegó mucho después…quizás ya que asimilaron la tragedia…

Jamás he olvidado esa escena que a veces se repite en mis sueños. Jamás he juzgado a quienes atentan contra su vida y lo consiguen. Sólo ellos saben cuán grande es su desesperación y aunque digamos que todo tiene remedio, en esos momentos de angustia, para el suicida el mundo está cerrado.

¿Por qué hago esta remembranza? Simplemente para reflexionar que incluso aunque se esté cerca de Dios, o cuando menos se crea estarlo, cuando en la mente de una persona se mete la idea de que la vida no es tal, la presencia de ese Poder Superior no evita nada.

Dice la Iglesia que los suicidas no entran a la casa del Señor…No lo creo, a menos que Dios sea un ente discriminador. Es más, pienso que quienes mueren de esa manera, son los primeros en llegar. Allá en la gloria creo que desde entonces está mi amigo.

He dicho.