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Dania Gutiérrez Ruiz, doctora
en bioingeniería por la Universidad de Illinois y actual secretaria académica
de la Unidad Monterrey del Centro de Investigación y Estudios Avanzados
(Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), sabe que es la mujer
transgénero más visible en el mundo académico.
Desde este puesto directivo,
recién asumido en noviembre, espera hacer notoria la existencia de transexuales
en México y contribuir a la educación de la sociedad para que los acepte sin cortapisas.
Cuando se le menciona que es
una de las mujeres transgénero con más alto grado académico, ríe nerviosa y
halagada. No se conoce, en el país, el caso de alguna otra directiva
universitaria de su condición.
“Eso no lo podría asegurar.
Soy la mujer trans en la academia con más visibilidad, pero hay mucha gente en
mi área con más preparación que yo, que no es tan visible. Cuando algunas
personas transicionan, deciden hacerse invisibles y pasan a la dinámica
heteronormativa, en la que, si pasan a ser mujeres, no hablan de su pasado. No
se reconocen como mujeres trans, sino simplemente como mujeres, lo cual es
enteramente respetable”, explica la científica de 42 años.
Ella optó por continuar con su
vida cotidiana, como una manera de enviar un mensaje sobre la visibilización
del cambio de género, en espera de que el mundo lo vea con normalidad.
“Yo opto por ser visible,
porque siento que esto ayuda a educar a la sociedad respecto de lo que
significa la identidad transgénero”, acota.
La misma preparación académica
de sus compañeros, el conocimiento de muchos de ellos de otras culturas en el
extranjero, hace que en el Cinvestav haya una mayor apertura hacia la
diversidad, lo cual a ella la hecho sentir cómoda como investigadora y como
maestra.
En el 2009, cuando ya era
doctora integrada a la institución, decidió guardar su identidad masculina y
asumir de tiempo completo la de Dania, como mujer.
“Cuando decido transicionar,
conté con el apoyo de todos mis colegas. Además, institucionalmente, al ser el
Centro una paraestatal que se rige por medidas de no discriminación, mi caso
fue apoyado 100% por las autoridades. Afortunadamente no he visto mermada mi
actividad profesional por identidad de género”, aclara.
Luego explica que el cambio de
género tiene que ocurrir en el aspecto personal y en el legal. En el primero,
al interior de Cinvestav, la aceptación fue inmediata y halló simpatía entre la
comunidad académica. Pero la parte legal ha resultado dificultosa.
Tiene que someterse a los
trámites burocráticos para rectificar toda la papelería oficial para que
concuerde con su nueva identidad, una etapa administrativa en la que se
encuentra inmersa.
A ella se le ha facilitado el
cambio en toda la documentación porque es nacida en el Distrito Federal, una
entidad que cuenta con una legislación que se ha actualizado para hacer más
llevadera la vida de la comunidad LGBT.
De cualquier manera, el cambio
de género es irrelevante para su trabajo, celebra, pues la comunidad científica
mexicana la reconoce por sus aptitudes más que por cualquier otro aspecto de su
personalidad.
“Cuando uno llega a cierto
nivel en la academia, a una la valoran más por sus capacidades, más que por el
título, por lo que en esa parte nunca ha sido un problema. No tengo
rectificados aún los títulos, pero me he ganado cierta reputación a través de
lo que he hecho, y es lo que vale más para la institución”, asegura.
También ha podido descollar
como académica brillante. Sin embargo, lamenta que otras personas, por su condición
de identidad, opten por recluirse y decidan interrumpir sus estudios para no
exponerse en público.
“Desafortunadamente el cambio
sí es un factor, en muchos casos. La condición que uno siente, debido a la
discordia de identidad, conlleva una angustia difícil de manejar y afecta el
desarrollo personal. Por ello, es importante que las personas pidan ayuda, que
recurran a la terapia sicológica para entender más qué significa la identidad
de género”, dice.
La solución, frente a estos
casos, de potencial interrupción de los estudios, se encuentra en la educación.
El conocimiento, dice, aporta elementos para avanzar en la vida. Además del
sujeto, las personas que los rodean, crecerán si conocen más y se educan,
también, en estos temas.
A lo largo de estos años ha
enfrentado escasas muestras de rechazo. Prevalece la comprensión y la
aceptación, pero algunos episodios de discriminación han resultado dolorosos,
como el que vivió en un restaurante de la localidad.
“Sí he sufrido rechazo de
personas que ejercen la discriminación, fobia. No he padecido mucho de esto,
pero si algún caso lamentable, en Monterrey. El que me viene a la mente es el
que viví en un Sanborn’s, donde me mandaron sacar del baño de mujeres, en un
acto absolutamente discriminatorio”, acusa.
Desde hace ocho años radica en
esta ciudad. Antes, en la casa de sus padres, cuando ya sentía la necesidad de
cambiar, enfrentó contratiempos familiares. Hubo un distanciamiento con su
entorno más cercano.
Sin embargo, dice, con el paso
de los años sus familiares entendieron que su decisión no implicaba una carga
perniciosa para nadie.
“No ha sido fácil. Al
principio no estuvieron muy de acuerdo con mi decisión, y por un tiempo estuve
separado de la familia. Sin embargo, a últimas fechas han ido, poco a poco,
aceptando más mi situación y siento que ha sido en función de que han visto que
he sido capaz de desarrollarme en mis actividades profesionales, sin mayor
problema”, dice aliviada.
Está consciente de que las
mujeres, como ella, que optaron por hacer el cambio, se convierten en foco de
discriminación y eso genera miedo y rechazo en su entorno. La familia la ha
entendido y el intercambio que lleva con ellos es cada vez es más cordial.
No existen estadísticas sobre
la población transexual, sólo estimaciones, pues muchos de sus integrantes se
ocultan, señala, lo que complica el censo. Lo que se sabe es que, según una
estadística de Estados Unidos, las personas transgénero tienen 30% más probabilidades
de ser violentadas respecto del resto de la población.
Más activismo
Con su nueva identidad, Dania
hace activismo con el respaldo del organismo Género Ética y Salud Sexual
(Gessac) y otras asociaciones.
Sin embargo quisiera tener más
tiempo para exponer el tema, charlar sobre su experiencia, contribuir a la
educación. Es una mujer dedicada a la ciencia, y el activismo debe esperar para
cuando tiene un respiro en su siempre ocupada agenda académica.
“En el poco tiempo libre que
me queda, me dedico a dar pláticas de diversidad y otros asuntos relacionados,
pero no puedo tanto como quisiera. La gente de Gessac me ha apoyado muchísimo,
también su director Mariaurora Mota. También con Cimac (Comunicación e Información
de la Mujer AC) he desarrollado actividades para sensibilizar a la sociedad
sobre temas de diversidad de género”, señala.
En su mensaje, pide a la
sociedad que a las personas trans no las vea con prejuicios, si no que valoren
sus capacidades, pues, desde su experiencia, con frecuencia, sectores de la
población las encasillan únicamente como sexoservidoras, trabajadoras del ramo
de belleza o dedicadas a la farándula.
“A la sociedad hay que
sensibilizarla, hacerle ver que la identidad de género no tiene nada que ver
con la capacidad. Hay quienes podemos contribuir sin que tenga nada que ver la
identidad. Lo que me gusta decirle a la gente es que hay muchos que hicieron la
transición de género, médicos, ingenieros, profesionistas, que podemos ayudar activamente
en algo, por lo que resulta muy útil que todos dejemos de lado los prejuicios”,
señala.
Y a los padres de familia les
pide que respalden a los hijos que deciden migrar de género, pues resulta muy
complicado el trance, pues es difícil entender lo que les ocurre con su mente y
su cuerpo. A ella le llevó años aceptar su realidad.
“Esto genera mucha angustia y
es mucho más sencillo de llevar con el apoyo de la familia. Que no se fijen en
el qué dirán, porque muchas veces los papás se concentran mucho en eso, en qué
pensará la gente, en lugar de ayudar a los hijos. Y también se espera que los
papás se eduquen, para que sepan qué le ocurre a ellos o ellas”, aconseja.
Dania señala, por último, que
su caso de éxito académico es uno de muchos que existen. El suyo se conoce
porque decidió salir al mundo, pero hay otros que no son tan visibles, pero que
existen, por lo que pidió a la sociedad mayor apertura para aceptar a todos.