martes, 4 de agosto de 2015

Impunidad: patente de corso del político

Ventura Cota y Borbón III


Rubén Espinoza Becerril
El pasado viernes 31 de julio, en la Ciudad de México fueron asesinados un reportero gráfico colaborador de la revista Proceso, de nombre Rubén Espinoza Becerril y cuatro mujeres, entre ellas una activista social.

Dos meses antes, debido a las amenazas vertidas por el gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa, el periodista gráfico optó por exiliarse en la capital, donde finalmente se presume, su muerte violenta fue la promesa cumplida del mandatario.


Veracruz es el estado de la República donde se han cometido más asesinatos de periodistas y curiosamente éstos se han incrementado durante la gestión del gobernador priista de apellidos Duarte de Ochoa; y aunque ha habido evidencias suficientes en otros actos delincuenciales como para poner tras las rejas al mandatario veracruzano, la autoridad federal ha temido actuar quién sabe por qué extraña razón. Pueden colegirse, mas no comprobarse: LA IMPUNIDAD.
Portada que encabronó al mandatario Javier Duarte

El propio periodista asesinado, dijo que lo que más recrudeció el enfurecimiento del primer mandatario fue una fotografía que la revista PROCESO publicó en portada (se anexa imagen). Y digo recrudeció porque este fotoperiodista ya había molestado al Gobernador con anteriores publicaciones y prácticamente se la sentenció desde entonces.

¿Y saben qué? No pasará absolutamente NADA. La impunidad es el patente de corso de muchos políticos, quienes al saberse cobijados por el propio sistema gubernamental, hacen y deshacen.

Lo bueno dentro de lo malo que le sucedió al periodista y a cuatro damitas, es que entidades periodísticas mundiales ya han volteado los ojos hacia el país de la barbarie --donde las denuncias se callan con la intimidación cuando bien le va al valiente denunciante, si no con la muerte en más de una ocasión--, y han exigido al gobierno que intente aclarar dicho crimen.

La investigación si quieren hacerla seria, no tiene más que una dirección y ésta apunta al obeso gobernador veracruzano, quien ya con estas muertes se convierte en el principal ejecutor de acallar la libertad de expresión.

Ojalá que algo pasara en cuanto a la procuración de justicia, sin embargo y aunque suene a resignación –impotencia--, sabemos que estas muertes se sumarán a las estadísticas y al paso de uno o dos días, la nota dejará de ser importante para darle paso a otras más que de nuevo acaparará la atención del público, finalmente cada quien utiliza a conveniencia su propia “caja china” de distracción.

He dicho.