jueves, 30 de julio de 2015

Responde Sandokín… “Aquella pelea acabó con mis ilusiones”

"Así queríamos hacer las cosas, con dignidad, que nadie nos llamara farsantes o vendidos.... Que Barragán y yo, ganara quien ganara, siguiéramos siendo personas que no tuviéramos que esconder la cara"

José Luis Blanco Argil (QEPD)
 (Entrevista efectudada el12 de agosto del 2005)

HERMOSILLO, Son.- Cantante desde los nueve años de edad, vidente desde siem

pre, artemarcialista hasta la fecha, estilista en una etapa de su vida y escritor. No hay otro. Es Dagoberto Sandoval Quintero, también recordado como Sandokín. Una sola palabra lo define de pies a cabeza: polémico.

Originario de Guaymas, se convirtió en un personaje de contrastes —querido por muchos y criticado por otros— después de escenificar la pelea del siglo, el 10 de junio de 1976 (crónica completa presentada por Fernando Villa), la primera en la que se enfrentaba en un ring a un karateca kung-fu con un boxeador, en esta ocasión la Arena Coliseo de la calle 10, en el Puerto de sus recuerdos.

Las fotografías lo transportan 29 años atrás. No deja de admirar su figura blandiendo un enorme sable; de nuevo escucha los gritos de sus seguidores y la de sus detractores, que no eran pocos. 

Antes que nada, hace una aclaración: “En ese tiempo, yo tenía una escuelita de kung-fu, con rutinas y movimientos inventados por mí, porque yo nunca fui a ninguna escuela.

Lo recuerdo muy bien, se trató de una causa noble: pagar la operación de una niña y comprar una silla de ruedas; la idea fue de José Guadalupe “El Zurdo” Rodríguez, entonces director del diario La Voz del Puerto”.

Sandokín, ahora ampliamente conocido como Dagoberto, por los años en que se dedicó al corte de cabello y a la astrología, reconoce que fue su contrincante Carlos Barragán el que ganó la pelea.

“Cuando subí al ring se me dijo que no podía tirar patadas ni podía tumbarlo, sólo con las manos. Hice la pelea; en el primero ya andaba cayendo Carlos y en el segundo me prendió con un volado de derecha”, recuerda el ahora karateca cincuentón.

Dagoberto acepta haber llorado después de la derrota (“por dignidad, por coraje”). Sin embargo, se queda con el hecho de haber sido parte de un espectáculo que no se ha repetido en Guaymas ni en México y que se mantiene en la memoria de quienes fueron espectadores esa noche histórica, casi 30 años atrás.

“Una cosa importante es que no hubo quién nos reclamara, que nos llamara farsantes o vendidos. Así es como yo quería que se hicieran las cosas, con dignidad, de tal forma que Barragán y yo, ganara quien ganara, siguiéramos siendo personas que no tuviéramos que esconder la cara. Después de la pelea yo adquirí más fama que antes a ella, igual Carlitos, el cual, tengo entendido, falleció, pero no es algo que tenga confirmado”, explica el vidente.

(NOTA de Fdo. Villa: En realidad, Carlos Barragán aún vive. Trabaja en una gasolinera ubicada en avenida Serdán y calle 12, en Guaymas)

La figura
Dagoberto Sandoval Quintero SANDOKIN
Originario de la calle 27, en pleno centro del Puerto de Guaymas, Dagoberto sufrió la pérdida de sus padres —Pomposo Sandovaly Felipa Quintero— a temprana edad, lo que desintegró a la familia de seis hermanos y provocó que el niño aquel tuviera que enfrentar la vida trabajando.

“Tuve una infancia dolorosa; hubo que bolear zapatos, vender el periódico y hacer otras tareas pesadas, lo cual me formó como individuo”, señala el hombre.

Los hermanos de “Dago”, como también le llaman en Guaymas, Héctor, Yolanda, Olga y Gloria, viajaron y se establecieron en otras latitudes.

Al paso de los años, Sandoval Quintero aparece como Sandokínen su escuela de kung-fu, en la calle 15 y avenida 6, donde llegó a tener hasta 300 alumnos. En el Puerto con 250 mil habitantes, se convirtió en un personaje: aquellos que lo conocían y los que no, todos hablaban de Sandokín.

Pasados algunos años, Sandokín siguió en la cresta de la popularidad cuando inauguró su salón de belleza Hollywood Star. Con anuncios de radio y de boca en boca, Dagoberto volvió a ser Dagoberto; de alguna forma el karate quedó atrás.

En 1986, en el programa de televisión ECO, con Guillermo Ochoa, el estilista guaymense rompió el record Guinness del corte de cabello más rápido, en 51 segundos. “Ahí la especificación era usar una tijera de 4 pulgadas”, recuerda.

A la par, Sandoval Quintero se dio la oportunidad de incursionar en el canto, algo que siempre le había llamado la atención; realizó algunas grabaciones e hizo un disco con temas de su inspiración y tuvo varias presentaciones en varias plazas del Estado.

En esa etapa conoció al famoso cantante Juan Gabriel, quien se encontraba en lo más alto del firmamento musical de México, con incursiones exitosas en España, la Madre Patria y más de una década de éxitos.
Cierta ocasión, en 1984, una mañana previa a un concierto que el “Divo de Juárez” daría en el Estadio “Abelardo L. Rodríguez”, en Guaymas, Dagoberto llegó hasta el bungalow del hotel Playa de Cortés en el que se hospedaba el cantante. Llevaba con él un ramo de flores rojas.

Este reportero lo abordó para pedirle intercediera ante el cantante para que accediera a una entrevista. Al cabo de un rato salieron los dos. Juanga, siempre amable, declinó arguyendo que la prensa siempre le tergiversaba sus palabras.

El juarense vestía un short ajustado y corto de color azul marino, una playera blanca; estaba descalzo y con el cabello grasoso.

A decir de Sandoval Quintero, ambos formaron una amistad que dura hasta la fecha, a pesar de que en los últimos años se han visto en contadas ocasiones.

El cambio
Llegó 1989 y con él los nuevos aires. Dagoberto decidió cambiar su vida y deja su Puerto natal para radicar en esta capital. Instaló su salón de belleza y emprendió la titánica labor de iniciar de nuevo.

“La gente de Guaymas me amó todo el tiempo, me vio como un símbolo. Yo perdí mis ilusiones en la pelea con Barragán; además, Guaymas era chico, yo necesitaba otra cosa”, explica.

El ex karateca y ex cantante descubrió entonces que poseía el don de curar con las manos, de percibir las cosas y decidió ayudar a quienes se acercan a él. Cerró el salón de belleza y se dedicó al 100% al trabajo como vidente y astrólogo. La televisión, la radio y la gente en general, le abrieron los brazos.

A invitación de Carlos Quiñones, propietario de Radio SA, inicia un programa de radio acerca de esoterismo, “pero también hago críticas a los políticos corruptos”; de entonces a la fecha, en la XEDL, La Fuerza de la Palabra, han pasado 12 años.

En los últimos tiempos, Sandokín también se ha dedicado a escribir, llegando a producir tres libros Yo pienso que soy, Reflexiones, Hablé con Dios y tiene en imprenta ¿Es verdad que es mentira?


Al final de la entrevista llegó el Pepe Vera a tomar las fotografías; Dagoberto se resistía a posar. Finalmente se entendieron. El ex karateca empezó a recordar sus movimientos de kung-fu. No cabe duda, 29 años después, Dagoberto o Sandokín, sigue siendo el mismo.