jueves, 5 de septiembre de 2013

El Mesías

Ventura Cota Borbón
Leía recientemente en un página electrónica afín a Andrés Manuel López Obrador en la cual los internautas proferían ofensas contra al ex candidato de izquierda a la presidencia de la república en el sentido que ya enfadó con su misma cantaleta y no sale de donde mismo, además de recriminarle la falta de güevos [sic] para defender las dos ocasiones en que fue robado su triunfo.

Vino a mi memoria el reportaje publicado en este mismo medio acerca del tabasqueño en el cual un ex asesor de AMLO de apellido Costa Bonino afirma que al oriundo de Macuspana en realidad no le interesa asumirse como primera autoridad del Ejecutivo federal. Más bien para él es más cómodo e incluso lo que le complace es estar en medio de las masas, que lo alaben y eventualmente lo consideren un líder comparado al Mesías, situación que en lo personal no creo alejada de la verdad.

Los periodistas también tenemos corazón y por el lado izquierdo por tanto aunque no debemos manifestar –cuando menos no abiertamente y en público-, las preferencias o simpatías que sintamos por algún personaje de la política y quien esto escribe, un tiempo se inclinó por el señor López Obrador; no obstante, aunque sigo en la misma sintonía de apoyar a la izquierda, a la verdadera, a la que aún no ha emergido, a AMLO lo descarto. Por supuesto sé que a él en lo particular le va a valer gorro, pero por lo pronto ya no le creo.

Y, sus seguidores no vayan a salir con la babosada de que estoy de acuerdo con las estúpidas políticas del señor que dice go-bernar el país un tal Peña Nieto, pero todo tiene un límite y con AMLO ya se venció.  

Por lo pronto, el señor López Obrador está citando a quienes quieran ir el próximo 8 de septiembre al Zócalo de la Ciudad de México para ver qué medidas tomar acerca de la inminente privatización del petróleo por parte del espurio traidor Enrique Peña Nieto.

hay que ver cómo le va a AMLO. No dudo que tendrá bastantes seguidores, sin embargo nada conseguirán, la experiencia de otros intentos así lo demuestra y sumándole a ese entuerto me atrevo a parafrasear a quienes le recriminan su laxitud: “A AMLO le faltan güevos, siempre le han faltado”.