martes, 27 de noviembre de 2012

Pintas cholas


Ventura Cota Borbón
“Me fui muy ‘espichadito’ y sin hacer mucho ruido me acerqué al chamaco, quien con un spray en mano usaba la pared de mi casa como lienzo y pintaba unas letras que sólo ellos entienden. Agarré vuelo y cuando menos pensó recibió un tablazo en sus ‘canillas’. Se dobló del dolor y aunque era tanta mi furia, me contuve porque sé que lo pude matar…Como pudo de incorporó, agarré el bote de la pintura que él traía y se lo eché en el pelo. Debes haberlo leído en las noticias…”.

Eso me lo comentó un amigo personal que quien vive en San Vicente. Su nombre y domicilio me los guardo por razones comprensibles. Sin embargo - me cuenta-, "... desde que le pegué una chinga no me han vuelto a rayar mi casa, lo que indica que ese estúpido mozalbete era el autor de dichos actos de vandalismo. Me hubiera gustado que llegaran los padres a reclamar para partirles la madre [sic] a ellos también”, dijo bastante molesto.

Entiendo el sentir y frustración de mi camarada. Yo en la misma situación hago lo mismo. ¿Cómo es posible que haya jóvenes que incluso arriesgan su vida al treparse a alturas bastantes considerables con el único objeto de “plasmar su arte”? Ya ha habido muertes por intentos de ese tipo.

He visto en edificios muy altos esas huellas de lo que se conoce como pintas cholas aunque hay algunos chiflados que le llaman arte urbano.

Se gastan miles de pesos en pinturas para resarcir el daño que esos mal vivientes causan. No hay una sola cuadra de la ciudad en la que alguna casa o construcción se salve de estar pintadas o “plaquedas” con esas letras raras.

Los psicólogos afirman que cuando hacen esos desfiguros gramaticales los “morros” y no tan “morros” demuestran una manera de manifestar su inconformidad ante la vida. ¿Por qué mejor no se ponen a hacer labor social?

Ante la evidente incapacidad de la autoridad para frenar estos desmanes pictográficos, los ciudadanos se ven en la urgente necesidad de tomar la ley en sus manos. Qué bueno que al chamaco del inicio de este relato le dieron su merecido. Estoy seguro que a la próxima fechoría llevará bien protegidas sus piernas y parte de su cuerpo.

Cholos de porquería por qué no se pintan el trasero mejor.