martes, 6 de marzo de 2012

Una labor inconclusa y desastrosa

Por Ventura Cota y Borbón III 
Ayer, en sesión de Cabildo, el Ing. César Adrián Lizárraga Hernández solicitó una licencia de 45 días para ausentarse del cargo como presidente municipal y buscar de lleno la candidatura del XIII distrito por el PAN. A pesar de que el hoy alcalde con licencia declaró hace tiempo que terminaría su trienio, con la separación de su cargo evidencia lo que sabemos de los políticos cuando dicen no, es lo contrario y Lizárraga Hernández no es la excepción que rompa esa regla.

Lo malo de César Lizárraga, es que se va sin rendir cuentas sobre presuntos actos de corrupción que se le señalan y lo peor de ello, es que deja en bancarrota a la administración y con una cauda de problemas con los que su sucesora Mónica Marín Martínez tendrá que lidiar y no se avizora capacidad de resolución.

El ex alcalde no tendrá fácil su siguiente tarea, puesto que cierto sector de la Prensa, ciudadanía en general e incluso miembros de su propio partido, no le dispensan una “querencia” y sí en cambio, están prestos a cobrarle las facturas que sean necesarias para que el pretenso a la diputación local, no logre su cometido.

Guaymas, queda sumido en el desastre total. Calles sucias y maltratadas, obras de reciente cuño demuestran corrupción, acusaciones a las que dio simplista respuesta, resurgirán y serán su hándicap cuando enfrente al sufragante.

No hay mucho qué decir sobre la salida de César Lizárraga Hernández del Ayuntamiento, pero si hay que recalcar que no la tiene fácil, aun con toda la maquinaría estatal en pos de brindarle un soporte que a la postre demostrará su insuficiencia y su nulidad ante el juicio que ya le están ejerciendo algunos ciudadanos inconformes.

A pregunta directa sobre su balance en estos dos años y medio al frente de la alcaldía, el ex munícipe se dijo conforme con lo hecho. Eso es sin duda una actitud de mediocridad.