Por Ventura Cota y Borbón III
En 1995, cuando me inicié en el negocio como agente consignatario de buques con Scanbrokers, nunca me imaginé que ese empleo iba a ser de mi completo agrado. Debo confesar que lo tomé por insistencia de mi compadre Cruz, quien era el gerente en esos años y yo dejaba mi labor como Ejecutor fiscal del IMSS donde estuve más de once años y me enfadé esperando la base prometida que nunca llegó.
Conocer otras culturas, otras comidas, otro tipo de vida, otras personas pero sobre todo otras lenguas ha representado un enorme placer.
También a bordo de los buques pude darme cuenta y constatar algo que se infería: lo engorroso de los trámites de entrada al puerto por parte de las autoridades. En cierta ocasión, un capitán inglés me comentó a modo de reclamo que de todos los puertos visitados en el mundo, “no exagero cuando digo que aquí –México-, es donde más trabas ponen”. Y no fue el único que hizo esa observación. Fueron varios los comandantes de nave quienes se quejaban de lo mismo.
Para darnos una idea, de las siete u ocho autoridades que suben al buque a la visita para dar la “libre plática”, con cada uno de ellos se requieren cuando menos de 5 y hasta 60 oficios que deben llenarse. En capitanía hasta exigen la bitácora de navegación, aunque haya quienes ni entienden lo que en ella se anota.
Mi labor a bordo ha sido indistinta. Supervisor de carga, agente representante del buque y hasta supervisor y representante de tierra, entre otras.
Ayer comentaba a un amigo que desde hace tres años no atiendo directamente un buque, sólo “chiquilladas” ha salido para trabajar y echo de menos el café mañanero que a bordo del BT Mimmo Ievoli me tomaba acompañado de un trozo de pizza encebollada.
Echo de menos las pláticas con los tripulantes. “Sabrosas” se ponían cuando hablábamos sobre cultura y hasta de política.
Echo de menos las salidas del sol, cuando el buque terminaba al amanecer y desde cubierta se apreciaba el astro rey que coloreaba al cielo de un magenta teñido de rojo.
Extraño las charlas con mi amigo el culto capitán Aldo Antonio Neri, quien en más de una ocasión colaboró en la revista con una poesía o un cuento. Actualmente es alcalde de su ciudad natal allá en Italia.
También extraño los amplios debates que sosteníamos quien esto pergeña y el capitán Barrientos, del BT chileno Vicuña.
En fin, echo de menos el trabajo de agente consignatario, mismo que aunque aún represento a la agencia Flotamex, SA de CV, no aparece, y es que por decirlo de algún modo, nos especializamos en la cargadura de ácido sulfúrico y de éste ha disminuido su producción optando los proveedores por mandar vía pipas a donde se requiera en el Estado.
Ni modo, echo de menos todo eso, pero sobre todo, lo generoso de la paga, que sumado al placer de aprender, ésta era el complemento.