domingo, 1 de enero de 2012

Motu Proprio

César Lizárraga quiere más
Manuel Aguilar Juárez
Síndrome de Sísifo
Por Ventura Cota y Borbón III
Previo a una contienda de carácter político siempre se difunden rumores que en más de las ocasiones resultan ciertos y por supuesto que atendiendo a la lógica, otros son sólo eso: elucubraciones.

En cierta ocasión escuché al munícipe CÉSAR LIZÁRRAGA HERNÁNDEZ decir que él cumpliría con el cargo de alcalde hasta el final. “Se me eligió por un trienio y ese tiempo lo voy a llenar”, dijo el presidente municipal de Guaymas aquella vez. Por supuesto que la aseveración dicha por el primer edil para muchos avezados a escuchar ese tipo de declaraciones políticas, fue sólo una simulación, una farsa.

Es más, en descargo del político de marras, casi todos los que dicen que van a terminar su período gubernamental, mienten, naturalmente creo que César Lizárraga no puede ser la excepción a esa regla. Ya en el largo trajinar de esta profesión muchos han dicho lo mismo y han mentido.

En lo que respecta al alcalde guaymense, desde hace bastante tiempo y hasta hoy –en fin de año-, la especulación sobre su salida de la presidencia, se ha dado en múltiples ocasiones y aunque él ha tratado de desmentirla, no han sido verosímiles sus declaraciones al respecto. Es decir, quiere ser diputado local por el XIII distrito.

No hay nada de malo ni de ilegítimo en pretender escalar peldaños en la política. Lo que sí está medio carajo, es que personas que han mal gobernado el municipio, pretendan seguir uncidos a la ubre presupuestal y eso es lo que lastima. La ineptitud, la inverecundia, el desenfado, el cinismo, el importamadrismo de algunos es lo que duele y encorajina.

CÉSAR LIZÁRRAGA HERNÁNDEZ según aprecian muchos, no ha hecho bien su labor como alcalde. Quien debe representar los intereses de la comunidad ha fallado y eso resulta en una obscenidad que pretenda, como se afirma fuertemente, ir en busca de una diputación local, hoy en manos del Lic. OTTO CLAUSSEN IBERRI.

Y es que además de los garrafales yerros administrativos, está la duda razonable de acusaciones muy serias de corrupción en las que presuntamente está implicado el alcalde en connivencia con algunos de sus funcionarios.

La asociación civil “Guaymas, tu puerto” -cuya cabeza visible es el ex edil VÍCTOR ROBERTO PARRA MALDO-NADO-, ha exhibido sendas denuncias contra el presidente municipal y a algunos de sus allegados dentro de la función pública. Las acusaciones respectivas han sido presentadas con tiempo y soportadas éstas con muchas evidencias, que si viviéramos en una real democracia y estado de derecho, quienes son señalados cuando menos en estos momentos serían indiciados e investigados por sus presuntos actos de corrupción.

El alcalde LIZÁRRAGA, ante esas serias delaciones, se ha defendido de una manera muy precaria y poco creíble, por supuesto todo ello de manera mediática ante algunas publicaciones que le siguen el “rollo” por razones muy comprensible$$$.

Las acusaciones van desde las famosas lámparas ahorradoras de corriente que algunas no encienden ni han funcionado nunca pero que tuvieron un costo millonario, pasando por dinero birlado al SUBSEMUN, obras inconclusas pero mencionadas como terminadas, metros de pavimentación “fantasmas” y muchas otras cosas más.

Cuando un gobernante –los hay, escasos pero los hay-, hace bien su trabajo, debe ponderarse y animarlo a que siga sirviendo en otra trinchera diferente a la iniciada. Pero cuando su trabajo deja muchas dudas, es erróneo, incompetente, inútil, debe cuestionársele y obligarlo a que si no por vergüenza decline a sus aspiraciones, que sea por medio de la ley.

Además, con la “carta” de presentación que han dado los (des)gobiernos panistas –igual que los priístas y hasta perredistas-, en este caso concreto, muchos no creen que CÉSAR LIZÁRRAGA HERNÁNDEZ vaya a alcanzar la votación suficiente para que se le aparte una curul en el Congreso del Estado, eso en caso de que vaya en búsqueda de ella.

AUNQUE FUERTES INCONFORMIDADES SE HAN dado por parte de un sector del PAN local casi desde el principio que se supo que MANUEL AGUILAR JUÁREZ iba a ser el candidato a la alcaldía de Guaymas, sumado a ellas el empresario de la pesca tendrá que remontar la desventaja que le quedará por el mal papel desempeñado de quien podría dejarle su lugar.

Bastante gente piensa que AGUILAR JUÁREZ es un buen prospecto y podría hacer una buena administración en caso de llegar a la presidencia y vaya que méritos está haciendo desde hace mucho tiempo en apoyos que ha brindado a la gente necesitada. De hecho muchos de sus detractores le critican esa acción emprendida, ya que según aprecian, es por motivos muy obvios de proselitismo.

Será el sereno, pero MANUEL AGUILAR JUÁREZ está haciendo lo suyo y con ello limpiando el camino de escollos rumbo a la alcaldía del municipio. Insisto, su handicap es su compañero de partido que la está “regando” feo y AGUILAR JUÁREZ tendrá que hacer lo del salmón, nadar o remar contra la corriente. Por cierto, corriente muy impetuosa llamada César Lizárraga.

LA LLEGADA DE OTRO AÑO PARA MUCHOS REPRESENTA esperanza y fe de que puede ser mejor. Para otros sin embargo, es acusar el síndrome de Sísifo.

Cuenta Homero –el griego, no Simpson, señor PEÑA NIETO-, en su famosa obra titulada “La Odisea”, que en el infierno Sísifo fue obligado a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la piedra siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar de nuevo desde el principio.

Para algunos, eso es empezar el año. Con sus trescientos sesenta y seis días –es bisiesto este 2012-, resulta un enorme peso. Problemas financieros, de salud, de trabajo y otros que escapan a mi memoria, llegan junto con el inicio del año nuevo, mas no todo es desgracia y penalidades, es decir no siempre nos toca remontar la cuesta empujando una piedra a la cima. Claro que no, existe, con el comienzo de un nuevo año, la esperanza de que esa piedra por fin rebase la meta y los propósitos, los buenos, hagan de nosotros mejores personas.

Desde mi cubículo de trabajo, donde pergeño este mamotreto, deseo a quienes tienen el estómago de aguantar mis libelos, que no imiten a Sísifo y conviertan esa negatividad en algo positivo. De cualquier modo, molestos o no. Negativos o positivos, la cosa es la misma. Nada cambia, quien debe hacerlo es usted mismo. Que el 2012 sea venturoso, que todo aquello que quiere, se le cumpla, que el año le lleve a ustedes mucha salud para poder responder al trabajo y de allí sale todo. He dicho.