domingo, 1 de enero de 2012

Aquí y Ahora

LA CEA NOS TIENE A TODOS HASTA LA MA…
QUE PONGAN A LA DRA. CAMACHO
ELLA SI SABE, PUEDE Y QUIERE
Por Prof. Alejandro Ramírez Cisneros
EL TEMA DE LA “CEA” y de su muy reconocido mal servicio en perjuicio de miles de usuarios de Guaymas, es un asunto trilladísimo, pues casi se ha convertido en “el pan nuestro de cada día”, en virtud de los abusos característicos de la denunciada paraestatal, tenida como un organismo inoperante por abusivo y atropellador de los derechos de la gente.

Las deficiencias de la Comisión Estatal del Agua en Guaymas no son de ahora, es cierto. Se trata de irregularidades que datan de tiempo atrás, pero el problema es que cada vez empeoran. Al paso de los días las deficiencias del organismo operador del agua en el puerto se tornan más patentes y los daños que se generan en contra del público resultan superlativamente molestos e incómodos, así como muy irritantes. La paciencia de las personas se agota y los funcionarios de la empresa parecen no incomodarse y acentúan su malhadada perseverancia en las felonías hacia la clientela ofendida y agraviada.

Lo que más molesta es la nula atención hacia los guaymenses. Las autoridades locales de la CEA encabezadas por el ING. MARCO ANTONIO AHUMADA GUTIÉRREZ, ni sudan ni se acongojan cuando se dan las quejas reiteradas por las deficiencias en la operación de la empresa del agua, cuya función al parecer y de eso no nos queda le menor duda, adolece de fallas gravísimas que se traducen en un abastecimiento irregular, lleno de carencias y con una calidad harto discutible.

El otro lado de la moneda es la voracidad exhibida hacia los usuarios. Los cobros discrecionales dictados por AHUMADA GUTIÉRREZ son elevadísimos y sin justificación que los avale. “Al peso de la olla” se aplican los requerimientos mensuales, desde luego a conveniencia de la CEA, golpeando muy duro el de por si exhausto bolsillo de la gente que a querer y no, tiene que pagar por un servicio que no recibe, lo que aquí y en China, tiene sólo un nombre: ¡ROBO!

Cobrar por lo que no se da es un atropello, algo inmoral e indecente. Y de esto son culpables los directivos de la CEA, muy dados a “chillar” por el supuesto mal estado financiero del organismo, lo que no parece ser, pues en plena “crisis” se mandan remodelar a costo muy elevado, suponemos, las oficinas de AHUMADA, en un edificio que no es propio, alquilado a los señores Zaragoza, por una cantidad que no creemos sea mínima, subratamos.

Por otra parte, el pésimo estado de la red de conducción del agua a los domicilios de los consumidores precisamente por el pésimo estado en que se encuentra, registra incontables fugas que permiten el despilfarro criminal de muchos miles de litros del vital elemento, ante la indiferencia de los encargados de proveer del supuesto bebestible al público, que no mueven un dedo siquiera ante los reclamos de atención por los usuarios. Huelga decir que los daños a las calles del puerto son patentes con baches por todos lados, dando un espectáculo grotesco de abandono en la ciudad, con todas las deficiencias que esto trae consigo.
Pero lo peor es lo otro, lo de los drenajes. Aquí también las cosas están muy feas y apestosas igualmente.

Las aguas negras corren sobre la superficie de las calles de la ciudad, dejando a su paso una estela de miasmas pestilentes e infecciosas, significando todo esto una amenaza muy grave a la salud del pueblo, en tanto la CEA “deshoja la margarita”, ajena a este grave problema y sorda a los reclamos de los ciudadanos afectados por esta terrible irregularidad.

En pleno centro de la ciudad existen drenajes “reventados”, a la vista y al olfato de propios y extraños, quedando Guaymas como un chiquero enorme, sucio y apestoso y dejándonos a los habitantes del puerto como vulgares marranos, en una gran zahúrda.

Aquí en el puerto “ya estamos hasta la madre” con la CEA. Los atropellos cometidos por la ineficiente e inoperante empresa son demasiados y muy graves todos ellos. Pero aun así, todavía no nos atrevemos a tomar las medidas enérgicas que se necesitan para sacar de allí a los funcionarios ineptos e indecentes que lucran con ese organismo público que se presume debe desarrollar una función social en óptimas condiciones y con eficiencia confirmada.

Si el administrador de la CEA, ingeniero MARCO ANTO IO AHUMADA GUTIÉRREZ, no es capaz de hacer bien la función que se le encomendó y solamente “nada de muertito” para cubrir las apariencias, más vale que se vaya con su música a otra parte y deje el lugar a alguien que sí tenga la capacidad y la responsabilidad suficientes para cumplir con su función de manera atinada.

Aquí se nos antoja que la DRA. BLANCA AURORA CAMACHO SOSA, podría entrar al relevo, porque ella sí sabe y sí puede. La prestigiada dama empalmense ya ha estado en ese puesto y demostró que si es capaz de hacer las cosas bien, sobre todo que es una mujer educada que sabe respetar a la gente y tiene bastante sensibilidad para guardar buenas relaciones con los medios de comunicación. Caso contrario es el de AHUMADA que no da la cara, pues se le tiene como un hombre soberbio e insensible, desconocedor de lo que es el verdadero manejo de la función pública.

Mientras en el gobierno del estado piensen solamente en la “obra cumbre”’ del cuestionado acueducto para “jalar” agua de “el Novillo” a la antigua Pitic y se olviden de que en Guaymas los problemas del agua son gravísimos, seguirá allí el actual “administrador” de la CEA, como un verdadero mercachifle, vendiéndonos baratijas a precio de oro.

También hay otros funcionarios de la CEA que le siguen el paso a su jefe y no trabajan. Tal es el caso de la encargada de “comunicación”’ Social, AURORA MÉNDEZ, que no comunica nada, pues esta persona es muy selectiva a la hora de pasar sus enfadosos boletines, con los mismos argumentos de siempre, queriéndose lavar las manos por las múltiples fallas que supuestamente ocurren a cada momento, en el servicio a la población, y que tienen al pueblo “parado en los dedos gordos” por la ausencia del necesario líquido en la tubería, en cambio los cobros mensuales no dejan de llegar a los domicilios de la gente con verdadera puntualidad británica y con una ausencia de vergüenza que nos deja helados.

¡Ni modo!