lunes, 10 de octubre de 2011

Los Tigres y Josefina

Por Ventura Cota Borbón III
El líder del grupo musical Los Tigres del Norte, Jorge Hernández, se sacó un as de la manga al declarar ayer durante la presentación de su concierto, que a México le caería bien que lo gobernara una mujer.

Aunque sin mencionar a la más viable candidata a ese puesto, se infiere obviamente que se refiere a la diputada con licencia, Josefina Vázquez Mota.

Naturalmente que muchos no están de acuerdo en la apreciación que el acordeonista de la famosa agrupación expreso, entre esos muchos, yo.

A diferencia de Argentina y Chile –por mencionar dos países de América-, en las que féminas los han gobernado y éstas han salido airosas (más en Chile que en argentina), no significa que México esté preparado para que una damita dirija los destinos de este país tan conflictivo.

Y no es que haya un mensaje de misoginia de mi parte, sino que en las actividades en las que se ha involucrado la señora Vázquez Mota, no han sido muy legales que digamos y además conociendo de origen a quienes apoya y cómo los apoyó, desde ése momento pierde legitimidad.

En el caso de Vázquez Mota no es cuestión de equidad de género ni de falta de capacidad, por que hay que reconocerle su aguda inteligencia, más bien es de calidad como persona. La honradez debe ser su virtud prioritaria y la damita en cuestión sinceramente no creo que la conozca.

México necesita un líder honesto, con capacidad de negociar y buscar beneficios colectivos. Alguien que le ponga un alto a la impunidad, que acote el poder, que pueda sacar del hoyo a esta nación que ya tocó desde hace años, fondo y ése alguien podría ser –hay que decirlo con todas sus letras-, Andrés Manuel López Obrador. En él hay depositada mucha confianza, esperando que si llega a la “grande” no defraude a un pueblo ávido de justicia en todos los sentidos.

Pero definitivamente Vázquez Mota como jefa del Ejecutivo nacional, nadie la ve. Cuando menos, aunque puede acceder a la candidatura por el PAN, en las encuestas se ubica como una tercera perseguidora del peinadito y del Peje, no necesariamente en ese orden.