martes, 13 de septiembre de 2011

La muerte del Zurdo

Por Venturas Cota y Borbón III
Aunque ya era esperada la defunción de nuestro compañero y amigo, José G. Rodríguez Ochoa, el popular Zurdo, ésta no deja de conmovernos y entristecernos por que finalmente, el Zurdo con todos sus defectos y virtudes, era un gran ser humano.

El lunes 12 de septiembre a las 5 de la mañana, José G. Rodríguez exhaló su último suspiro ante la presencia de sus seres queridos. Una enfermedad terminal que lo aquejaba desde mayo pasado, finalmente fue determinante para que el Zurdo entregara su alma a Dios, dejando sumidos en el dolor a su esposa Lina y a sus hijas e hijos y por supuesto que a su miríada de amigos.

El domingo temprano tuve oportunidad de de despedirme de él, de decirle que sus amigos estábamos en su presencia y que francamente nos dolía verlo en ese estado. Dios en su infinita misericordia se apiadó de su sufrimiento y lo llevó junto a Él.

En sus funerales el mismo día de ayer, bastantes amigos asistieron. Entre ellos tuve oportunidad de saludar a Jorge Enríquez Valle, Fernando Villa -por cierto, sólo el par de compañeros y yo fuimos los únicos que le acompañamos de la Prensa-, Armando González Chavira, Norma Castro y su esposo Eligio Higuera, doña Elvira Salguero viuda de Castro, Alfonso Ayala Fonseca, Almita Campos, Carmelita Acosta, Esteban Terrazas Aguirre y muchos amigos más.

Hubo un momento en el cual nos emocionamos hasta las lágrimas cuando el canta-autor Rudy Grajales, amigo personal de la familia Rodríguez-Condés de la Torre, entonó varias melodías mismas de las que al popular Zurdo le eran de su agrado. Bastante emotiva la acción.

En fin, con la muerte del Zurdo Rodríguez se termina una etapa del periodismo agresivo, coherente y sobre todo valiente. Ya nos escucharemos más por las hondas hertzianas en el programa del Prof. Alejandro Ramírez Cisneros la inconfundible voz que aunque ya se apagó, seguiremos escuchándola en nuestros corazones.

Descansa en paz amigo José G. Rodríguez y que Dios te mantenga bajo su égida.