miércoles, 13 de julio de 2011

13 de Julio de 1854

Por Ventura Cota y Borbón III
Esta mañana recibí una buena “enjabonada” por parte de una lectora quien me lee desde tierras muy lejanas. Dice mi amiga que en los comentarios que hago referentes al señor que dice gobernar este país un tal Calderón, siempre destilo amargura, eso a propósito de la nota sobre los “niños héroes” en las que un puñado de defeños comentaristas de TV y el mismo jefe del Ejecutivo, exaltaron las figuras de los futbolistas mexicanos campeones del mundo de la Sub-17.

En derecho a mi defensa, argüí que sólo quienes vivimos en este “mundo maravillosa color de rosa” que pintan los políticos, es la razón por la que hablamos, escribimos o despotricamos así. Y por supuesto que quienes pensamos de esa manera se nos consideran detractores, enemigos del progreso, apátridas, etc.

En pocas palabras, respeto la réplica de la residente ecuatoriana, mas no la comparto. Es un derecho que nos asiste a ambos –ella a no estar de acuerdo y yo a defender mi postura-, y he allí en la discrepancia donde existe la pluralidad, esperando que cuando lea esto no me borre de sus preferencias.

Y siguiendo con el colofón de los héroes, a quienes sí podemos llamarlos así son a los Urbanos de Guaymas. Aquéllos civiles comandados por el general guanajuatense José María Yáñez Carrillo quienes en un 13 de julio de hace 157 años, apostaron su vida por la defensa de su girón de patria. Ellos sí eran realmente héroes, no los trasuntos de hombres que quieren adjetivarlos como tales por decreto.

He leído mucho sobre la batalla de ese memorable 13 de julio y me he encontrado pasajes cuasi románticos de heroicidad.

Hace tiempo, mi amigo Iván Barrera López me obsequió un valioso ejemplar del Folleto Conmemorativo de la Memorable Jornada del 13 de Julio de 1854 en Guaymas, y vaya que lo que aconteció entre algunos involucrados en tan cruenta batalla, era paradigma propio de caballeros guerreros.

Hoy, Guaymas cumple 157 años en que fue defendida por un puñado de hombres valientes que no les importó dar su vida en pos de una defensa con fiereza y amor; y todo por la tierra que a algunos los vio nacer o adoptó.

Amiga de Ecuador le mando un fuerte abrazo y mis mejores deseos que no la haya incomodado más.