Esta mañana, allá en la Ciudad de México, en el Castillo de Chapultepec se llevó a cabo la reunión entre integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, encabezado por el señor Javier Sicilia y el presidente Felipe Calderón, como receptor de las quejas.
Primeramente este encuentro estaba pactado para celebrarse en el Museo de Antropología, sin embargo unas horas antes se decidió cambiarlo de sede por cuestiones estratégicas. En la reunión, además de Sicilia, estuvieron acompañándolo familiares de las miles de víctimas a quienes el gobierno señala en esos actos como dañadas colateralmente, entre los que destacan, el señor Lebarón, Norma Ledezma e hijos de la señora Marisela Escobedo, activista chihuahuense asesinada a las puertas del palacio de Gobierno en aquel estado.
En el encuentro que a ratos se tornó ríspido, increparon al secretario de Gobernación Francisco Blake, a la procuradora Marisela Morales y al secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, quienes no teniendo argumentos convincentes sobre su desempeño, sólo datos fríos sin sentido manejaron, mismos que por supuesto no convencieron a nadie.
Me llamó la atención que el presidente Calderón apapachara muy “fraternalmente” a Sicilia, siendo que semanas antes, el segundo, echaba chispas contra el primero.
Viene a mi recuerdo cuando casi recién ejecutado el sonorense Luis Donaldo Colosio Murrieta, el entonces presidente Carlos Salinas, para calmar los odios, “premió” a don Luis Colosio Fernández con una senaduría y una foto muy simbólica fue aquella cuando el mandatario abrazaba con evidente “fraternidad” al padre del truncado político.
¿Valdría en su momento esos apapachos de Salinas a Colosio padre, la vida de su hijo? ¿Tendrán algún valor los abrazos que hoy prodiga el jefe del Ejecutivo a Javier Sicilia tras ser prácticamente el responsable indirecto de la muerte de su hijo? ¿O es acaso que habrá en puerta un puesto político para el poeta?
De esa reunión, por que somos escépticos, no creo que salga nada positivo, pero de los abrazos que se dieron en el Castillo de Chapultepec entre dos rivales de conciencia, seguramente de esos, sí saldrá algo. Ojalá que Sicilia no negocie el movimiento cuyo liderazgo aún requiere de él.