Por Alex Ramírez-Arballo
Son muchos los problemas que presenta el país y son muchos los retos, muchas también son las causas. No basta, sin embargo, acudir a razones puramente económicas para tratar de explicar el mundo que nos rodea -esto es claro-; se precisa también incluir en la ecuación al ser humano, tal como es, es decir, lleno de luces y sombras, marcado desde su origen por profundas contradicciones.
Son muchos los problemas que presenta el país y son muchos los retos, muchas también son las causas. No basta, sin embargo, acudir a razones puramente económicas para tratar de explicar el mundo que nos rodea -esto es claro-; se precisa también incluir en la ecuación al ser humano, tal como es, es decir, lleno de luces y sombras, marcado desde su origen por profundas contradicciones.
A diferencia de otros países, sobre todo de primer mundo, donde las fuerzas de los más jóvenes son encausadas hacia labores de asistencia social, en México poco se hace, tal me parece, en tan delicada materia. Aún más, se precisa que sean las personas quienes tomen la iniciativa y que así avancen hacia el encuentro de los más necesitados para auxiliarlos; no se trata, pues, de llevar nuestros brazos obligadamente al servicio, se trata de llevar nuestra persona entera, nuestra voluntad y talento, movidos por un sentimiento de caridad, de esa solidaridad humanísima que nos otorga el carácter de personas.
No sé qué pensará usted, querido lector, pero a mí me provoca una profunda pena observar cómo en muchas ocasiones los alaridos de necesidad de los más débiles se enfrentan a la indiferencia de aquellos que han tenido la fortuna de tener ciertas ventajas sociales. Esta falta de acciones de auxilio ocasionan un empobrecimiento que a todos nosotros, tarde o temprano, habrá de afectarnos. La juventud es un capital sumamente valioso en el que descansa la construcción de un mejor futuro. Creo que la acción de un voluntariado diligente y bien dirigido provee dos beneficios directos: la solución directa de algunas de las tantísimas carencias de los más desprotegidos y la formación responsable de la personalidad de los muchachos.
Reconozco que se precisan liderazgos, voces fuertes capaces de entusiasmar y motivar. He sido profesor de nivel superior durante diez años y he visto cómo, aquí o allá, los más jóvenes siempre están dispuestos a proponerse para trabajar en la consecución de algún fin. Los seres humanos tenemos una vocación esencial de apoyo y ayuda que hoy resulta urgente cultivar.
P.S. En relación a este tópico, mucho podrían hacer también los medios de comunicación. Sin embargo, mucho espacio, mucho tiempo se dedica, y por obvias razones, a los escándalos del politiqueo. El escaparate mediático puede y debe ser utilizado en la promoción de la filantropía; no hacerlo es un desperdicio criminal que acarrea, necesariamente, terribles y dolorosas consecuencias.
** Álex Ramírez-Arballo es doctor en literaturas hispánicas por la University of Arizona y actualmente trabaja como profesor en el departamento de Español, Italiano y Portugués de la Pennsylvania State University. Su correo electrónico es alexrama@orbired.com y su página web www.orbired.com Además puede establecer contacto con él en las redes sociales: Youtube: www.youtube.com/orbired