
La reflexión, cuando se hace con profundidad y sensatez logra resultados muy halagüeños y positivos y si a ello le sumamos que pongamos una sonrisa en nuestra faz, pues tanto mejor.
Hace unos minutos acabo de llegar de mi paseo matutino y entre paso y paso, llegaron a mi mente varias cosas, entre otras, que lo creado por Dios es maravilloso y aunque Él me ha dado la capacidad de observación, aun así puedo las mismas cosas puedo verlas de modo distinto cada día.
Por ejemplo, el trino de un par de pájaros, el día de ayer me sonó diferente. Podrían ser otras aves, pero el canto llega como buena música a los oídos cuando uno se prepara para recibirlo y éste le trae muchos mensajes. Incluso, el ladrido de uno que otro perro despistado, no suena tan agresivo.
En las caminatas me hacen compañía un par de mastines. Uno, cruza de rottweiler con callejero y el otro más corriente que un toque de 440 voltios, pero eso sí, fieles a su mentor.
Hoy, durante mis pensamientos reflexivos, hice el plan de trabajo para este lunes, por ejemplo, repartir la revista entre otras cosas, me produce un gran placer, porque es la consolidación de un arduo trabajo y que se refleja en la satisfacción de los lectores, cuando menos en la mayoría.
Levantarse temprano, estimula el buen pensar. La sangre recorre el cuerpo tal y como si fuera un maratonista y el cerebro se oxigena, que en mi casi muy personal lo necesito mucho.
En fin, las reflexiones mañaneras me empujan a la búsqueda de la vida con más ahínco y sin flaquear, porque finalmente quienes trabajamos, lo hacemos para sacar adelante a la familia, y ¿qué mejor estímulo que ése?
Buenos y reflexivos días...