miércoles, 3 de febrero de 2010

La Niña...adiós

Por R'vuetan
Tenía 14 años y hoy murió. Se llamaba Niña y era una buena perrita. Una buena mascota. Un buen animalito.

En un día cualquiera de 1995, mi esposa iba subiendo la cuesta de la calle 10 rumbo a la casa (en aquellos años vivíamos frente a los multis del ISSSTE) y llevaba a mi hija Alejandra que apenas cumplía los 4 años y regresaban del Kinder.

Alejandra con su no muy claro lenguaje de pronto le dice a mi esposa que se había encontrado un cachorro, pero en la lengua infantil mi esposa entendió que la niña tenía chorro.

En realidad, Alejandra se refería a la perrita que la iba siguiendo y ella la agarró en sus bracitos y el animalito terminó en la casa.

La "bautizamos" con el nombre de Niña y tenía unos ocho meses. Color blanca con manchas cafés, no muy fina, pero eso sí, muy cariñosa.

En cierta ocasión cuando la Niña tenía unos tres años, alguien me la robó. Era un cholo que la iba a vender. Tuve tiempo de evitarlo y la regresé a casa.

De la Niña salieron algunos descendientes, de los cuales aún andan por allí dando lata. Pero de muchos de tantos perritos que tuvo, por lástima me fue quedando con parte de ellos hasta completar cinco.

Sumada a la Niña estaban también Ruffus, Yuyis, Chencho (muerto en octubre de 2007) y la Karys (muerta en junio de 2009).

La Niña, hoy miércoles 3 de febrero de 2010 se murió de un infarto. De pronto cayó y quedó quieta, tranquila, en paz, tal y como mueren los buenos.

En cierta ocasión leí en la Biblia que también los animalitos pertenecen al reino de los cielos. Seguramente la Niña lo merece.

Me siento muy triste. La familia nos sentimos tristes. Mi hija Alejandra lloró, Mi hija Melina lloró, yo francamente también lo hice y no da pena confesar la tristeza que se siente ante la pérdida de una mascota. La Niña fue algo más que una mascota, formaba -como todos los demás perritos que tenemos- parte de la familia.

Mi hijo Ventura quien está estudiando en Hermosillo, hoy mismo se enterará de la muerte de la Niña, cuando dé lectura a este mamotreto.

Dicen que por cada año de vida de un perrito es como si transcurrieran siete u ocho de un humano. Si nos atenemos a eso, la Niña vivió plenamente casi cien años. Se le trató siempre bien.

Como a Chencho, la Karys y hoy a la Niña, la enterramos en la parte trasera del patio. Te voy a echar de menos Niña. Adiós mi niña. Adiós mi fiel animalito.