Solidaridad con el Zurdo
Dra. Camacho en Hermosillo
Carnaval
Por Prof. Alejandro Ramírez Cisneros
DURA LA experiencia por la que está pasando nuestro particular y buen amigo, además de colega, JOSE G. RODRIGUEZ, “El Zurdo”, quien libra una feroz batalla para recuperar su extraviada salud, a causa de una desafortunada intervención quirúrgica a la que fue sometido, semanas atrás, en el pomposamente llamado Hospital General de Guaymas, con consecuencias nefastas para el paciente.
El caso es que a causa de la operación “El Zurdo” tuvo complicaciones que sin afanes de exagerar lo decimos, estuvo a un paso de la muerte, por las anomalías que se derivaron al caer el periodista en manos de un médico irresponsable que por negligencia, ignorancia o las dos cosas, no hizo las cosas como debieron haber sido.
Así, tuvo que ser llevado de emergencia por su familia a una clínica particular de Ciudad Obregón, donde las cosas se dieron de una forma completamente diferente. Rodríguez llegó virtualmente en estado comatoso a la antigua Cajeme y a un paso estuvo de perder la vida. Obviamente fue puesto en manos de médicos éstos si verdaderos profesionales de la medicina que hicieron todo lo posible por rescatarlo de las garras de la muerte, cosa que a Dios gracias y a la capacidad de los galenos que lo atendieron, afortunadamente se logró.
Hasta allí las cosas muy bien, pero lo malo, por decirlo de alguna forma, es que la cuenta por atenciones médicas y hospita-lización, se elevó a muchos miles de pesos, lo que obligó al periodista y a su familia a conseguir financiamiento para saldar el cobro, con particulares que facilitaron el dinero requerido con intereses muy elevados.
Bien dicen que un mal nunca viene solo y es este el caso del popular Zurdo, pues a su menguado mal estado de salud, hay que agregar su situación económica personal bastante deteriorada.
Y lo que es peor todavía, sabemos que algunos que se han dicho “muy amigos” de Rodríguez, ni tan siquiera se han acercado para preguntar como está él.
Todo lo anterior ha generado un desá-nimo notorio en el periodista al que sentimos muy atribulado y no es para menos. Enfermo, sin dinero suficiente y abandonado por “sus amigos”, no es como para “echar las campanas al vuelo”.
Sabemos como se las gasta el Zurdo y conocemos su temperamento, por lo que parafraseando al propio periodista, “apostamos doble contra sencillo” que las cosas no van a quedar allí y recurrirá a las instancias legales correspondientes, para demandar al mal hijo de Hipócrates, para que responda por la barbaridad cometida contra Rodríguez.
En este país de la impunidad cualquier sedicente médico puede actuar como un verdadero matancero y quedarse “muerto de la risa”, sin que la justicia se le aplique, como es el caso, por ejemplo, de nuestros vecinos del norte, donde si un doctor “mete la pata” paga muy caro su error, hasta con cárcel y la reparación del daño mediante la clásica demanda y el pago hasta en millones de dólares por la estupidez cometida.
Esperamos que el Zurdo se anime y proceda con la asesoría profesional de algún abogado para sentar en el banquillo de los acusados al carnicero, perdón al cirujano que estuvo a un tris de matar a su paciente, obligándolo a acudir con verdaderos galenos, pero a un alto costo económico que le provocó un notorio quebranto financiero al buen amigo. Pero no bastarán las excusas del autor de esta tropelía, tendrá en todo caso y esto es lo más relevante del caso, que resarcir del daño económico que le causó, a su paciente.
Desafortunadamente esto pasa muy seguido en México, donde los médicos, como dijo alguien, “entierran sus pendejadas” y se quedan muy quitados de la pena, porque aquí la gente no tiene la cultura de la demanda cuando es necesaria, además de que viviendo como vivimos en un país de corrompidos, es nula la credibilidad del pueblo hacia los impartidores de justicia.
Para terminar con el comentario, sólo bástenos decir que estamos con José G. Rodríguez en este mal momento que está pasando y aparte de formular las rogativas del caso ante un Dios que si es justiciero, por su recuperación, nos ponemos a sus órdenes con toda la sinceridad del mundo, porque como dicen luego “en la cama y en la cárcel se conoce a los amigos”.
Posteriormente comentaremos más de este penoso asunto.
CAMBIANDO DE tema, desde aquí enviamos nuestras sinceras congratulaciones a nuestra amiga, la doctora BLANCA AURORA CAMACHO SOSA, por haber recibido importante cargo dentro de la paramunicipal “Agua de Hermosillo” de la capital sonorense.
El nombramiento se lo extendió a la doctora Camacho el director de esa empresa, ingeniero José Luis Jardines Moreno y nos queda muy claro que se debió a la demostrada capacidad que en cuestiones del agua tiene la empalmense.
Aquellos que festinaron la salida de Blanca de la CEA de Guaymas, van a quedar cariacontecidos, pues “el gozo se les fue al pozo” al ver como ella es reconocida por su capacidad con el nombramiento que se le acaba de otorgar, en base precisamente al enorme prestigio que la doctora tiene.
Hasta donde sabemos, la doctora Camacho participará en proyectos de “Agua de Hermosillo” para recuperar en forma normal el suministro del bebestible a los habitantes de la capital del estado, pues se habla inclusive de la creación de una desalinizadora para proveer del recurso natural a los consumidores de la antigua Pitic, proyecto que podría ser compartido con la gente de Empalme y Guaymas, y aquí es donde la doctora jugará un papel muy importante, pues si alguien conoce de la problemática del vital elemento en los dos municipios conurbanos, es ella precisamente.
Además la desalinizadora de marras, se dice, quedaría tal vez pocos kilómetros al sur de Empalme, a la orilla del mar, región que conoce como la palma de su mano la ahora funcionaria de “Agua de Hermosillo”.
Y alguien nos decía, todo está bien, nomás que no comiencen a “grillar”a la doctora, a lo que respondimos que Hermosillo no es como en Guaymas, donde estamos en contra de todo y a favor de nada. Los hermosillenses no pierden el tiempo debatiendo mitotes; eso solamente pasa aquí, aunque nos duela decirlo.Saludos a la doctora Camacho Sosa al mismo tiempo que le refrendamos las consideraciones de nuestro invariable aprecio y respeto, a la par que le extendemos la confianza hacia ella, de que hará bien las cosas, como es su costumbre, dado su energía, capacidad y amplísimos conocimientos en la materia.
A POCOS DIAS de que inicie el “carnaval” de Guaymas (de alguna manera tenemos que llamarle), no es mucho el entusiasmo que hay entre la gente del puerto, agobiada por el terrible peso de una crisis económica espantosa, complicada por los problemas en la pesca y la ausencia de turismo, principales fuentes del empleo y generadoras de capital.
En efecto, sólo están con “chicas tapas” los que resultarán ganones y todos sabemos quienes son esos, los que lucrarán con el evento, que es una pésima copia de lo que debe ser una genuina fiesta de Momo. Se trata, en todo caso, de generar un mero pretexto para llevar al pueblo a una borrachera brutal, a la ingestión masiva de caldos embriagantes y a gastar lo que la gente no tiene. !Que caray, para eso están las casas de empeño!
La opinión de la gente sensata, racional y pensante de Guaymas, es que el bodrio carnavalero debió haberse suspendido en espera de mejores tiempos. Eso hubiera sido posible en dado caso de que hubiésemos tenido autoridades municipales responsables y comprometidas verdaderamente con el pueblo de Guaymas.
Eso si, nos decía un comerciante porteño, después de la pachanga carnavalera la ciudad va a “quedar temblando” y el “piojillo” será de pronóstico reservado.
En fin, “el que por su gusto es buey, hasta la coyunda lame”, pero no digan que no se los advertimos.
¡Ni modo!