Columna Motu proprio de Ventura Cota y Borbón III
Nicolás Alvarado, escritor e intelectual
quien actualmente es director de TvUnam, comentó a través de una columna
periodística, que Juan Gabriel no era el personaje popular que muchos y muchas
deben idolatrar. “Su manera de escribir destrozó siempre la lingüística y otras
formas de sintaxis elementales. Su métrica nunca cuadró para rimar sus
melodías. En pocas palabras, era un naco”. Por esa declaración, ahora todo
mundo está exigiendo que sea destituido de su puesto.
Por qué arrancarse las vestiduras si lo que dijo el
director de TvUnam fue descontextualizado y publicado a conveniencia de unos
cuantos. Si lo que escribió está mal o bien –por supuesto a juicios ambiguos-,
él es el único responsable de su dicho.
Por otro lado y permitiéndoseme una
analogía, ayer surgió fuertemente el rumor que Alberto Aguilera Valadez
escribió una carta presuntamente dirigida al presidente Peña Nieto, en la cual
le dice y confiesa -según una persona de su confianza a quien dio la enmienda
de la entrega-, ser priísta de corazón y que todo lo que sucede en el país está
muy bien. “El PRI debe quedarse en el poder…”, escribió el michoacano.
Por supuesto, Juan Gabriel
también tuvo derecho a expresar lo que se infiere dijo y no por eso se le va a
juzgar sumariamente. ¿O también un gran
sector del pueblo mexicano que está contra la política y manejo arbitrario de
la administración peñista, va a echarle los canes y van a anatemizarlo? O ¿cuántos
mexicanos fanáticos de su música ahora le van a volver la espalda por ese
simple dicho?
No crucifiquemos a quienes
piensan distinto a los demás o al colectivo. La tolerancia es una garantía de
la cual todos tenemos derecho a ejercerla y si alguien dice algo que no guste a
los demás, pero lo comenta en tono no peyorativo –como fue el caso de Nicolás
Alvarado, o incluso del mismo Divo de Juárez-, dejemos que lo califiquen los
puristas, aquellos a quienes hasta el vuelo de una mosca les molesta.
Juan Gabriel…no es para tanto.
He dicho.