Por Ventura Cota y Borbón III
Dilma Rousseff |
En un
hecho histórico, como lo califica la prensa brasileña, el día de ayer, tras una
larga deliberación, el Senado tomó la decisión de separar temporalmente de su
cargo de presidenta de la República a la señora Dilma Rousseff.
Con un escueto pero contundente comunicado, la ex primera
mandataria de Brasil quedó suspendida durante 180 días, mientras se toma la decisión de su posible sustitución definitiva. "Señora
Presidenta: se le hace saber por medio de esta notificación que a partir de su
recepción está instaurado el proceso de impeachment. (...) Y queda
suspensa del cargo de presidenta (...) con derecho a residencia oficial,
seguridad, servicio médico y transporte aéreo y terrestre".
Se le acusa de alterar o maquilar cuentas con el objeto
de ocultar a la sociedad que el Gobierno anda mal en retraso de pagos a
instituciones bancarias. Esa acusación para sus seguidores, es un pretexto para
dar un golpe de estado. Por su parte los detractores consideran una grave falta
que dio como resultado su esperada destitución. Por cierto, la segunda en menos
de 24 años en ese país de la samba.
Sean o no fruslerías, nimiedades, tonterías, peccata minuta, o cosas sin importancias,
aquí lo preponderante del asunto es que en cualquier país que se diga o
practique la democracia, son posibles esas situaciones.
Eso que pasó en Brasil, podría suceder en cualquier otro
país, insisto, siempre y cuando haya cuando menos un esbozo de democracia. En
el nuestro, desde hace muchos años existe –parafraseando a Vargas Llosa--, una
DICTADURA PERFECTA, que ya por sus bemoles, dejó de serla y se convirtió en una
anomia obviamente permitida por quienes habitamos este hermoso país.
Hace un momento con respecto a este tema, vía Twitter me comentaba una persona muy apreciada por su servidor que en México jamás sería
posible un evento de esa naturaleza, simplemente porque es una plasta de mierda
[sic]. Podré o no estar de acuerdo con tan coloquial expresión, pero cabe algo
de verdad.
Y es que el Congreso de la Unión está compuesto por una
cáfila de vividores que entre ellos se cobijan. Con sus debida proporción, aquí en Sonora no se han atrevido a juzgar la “presumible”
corrupción de ex gobernador Guillermo Padrés, mucho menos alzarán la diestra
contra el habitante principal de Los Pinos.
Y como dijera cierta hetaira muy famosa: Ni modo. He
dicho.